En Europa ya no existen lugares vírgenes.
Tras siglos de progresiva masificación demográfica,
y de desarrollo industrial y urbanístico, la faz de
la tierra, el paisaje natural, tal cual silvestre,
sin intervención humana, prácticamente está extinguido.
Quedan sólo algunos rincones, espacios seminaturales,
territorios donde todavía persiste un frágil equilibrio
entre naturaleza y cultura humana.
Es deber de todos cuidar y preservar dichos lugares.
Ser conscientes de lo que está en nuestras manos.
De cómo gobernamos lo que nos queda.
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Sol, tierra, agua, aire y silencio
La escasa contaminación atmosférica, lumínica, acústica y visual
convierte las Tierras del Guadalope en una reserva de la biosfera.
Siendo además, corredor biológico vital de la Cordillera Ibérica.
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