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…….
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…………… ………………… …. … .
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.
…… .
….. ..
……
. …
..
……….
.
.
..
.
CULTURA NATURA
¿?
¿? .
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¿?
?
+
2 referències
clàssiques del pensament crític occidental:
T. Adorno
& M. Horkheimer; Dialéctica de la Ilustración
neus
buira
8.3.01
Este tema: “Línea de Costa” está
relacionado con “NATURALEZA-CULTURA”,
en la
percepción y comprensión relativa a: “espacio
geográfico”, “material”, “físico”;
a partir de la cual desarrollamos nuestras acciones y valores, . . . nos
organizamos
como sociedad y nos constituimos como cultura.
Es necesario comprender nuestro entorno “natural y
cultural” para poder interactuar en él
de una forma + o – “consciente” y
“libre” ; para poder .
. . ser, entre otras cosas,
“creativos” en él.
El desconocimiento o desinformación de muchos temas
de “actualidad”,
la sobreestimulación de conceptos, imágenes,
formas, …,
hace cada vez más difícil, la llamada
“comprensión” de nuestra realidad.
Seguimos actuando, produciendo, gastando nuestro tiempo y
energía, … ,
en cosas de las que no tenemos un profundo sentimiento ni
conocimiento.
La “superficialidad” en la que ha derivado
nuestra cultura produce exceso de banalidad,
indiferencia, sin sentido, “insensibilidad”
hacia lo más elemental y básico, lo concreto y más
cotidiano.
Nuestra cultura no existiría sin no fuese antes que
nada, parte de la naturaleza, uno de sus frutos,
como la manzana lo es del árbol.
“Si la manzana pudiera tomar conciencia de su
existencia, diría:
<<yo soy lo que el árbol está
haciendo.>>” [1]
Nuestra falta de “conciencia” y/o “memoria
histórica” está reproduciendo un tipo de sociedad,
y una forma de cultura, cada vez más cargada de
problemas “ecológicos” y “éticos”; y en
la que lo
“natural”, la “inmediatez”, y el
“instinto” están cada vez más filtrados por el
cálculo de probabilidades.
¿a dónde nos conduce nuestra forma actual de
vida? ¿qué comportan nuestras acciones?
¿cuáles son los horizontes de nuestra cultura?
¿cómo y con qué valores “diseñar” el
futuro?
son hoy preguntas candentes dentro de la bioética,
tecnoética, política-ética-económica, . . . .
Cuestiones difíciles, muy delicadas, que no pueden
“racionalizarse” desde la mera especulación
teórica, sino partiendo de la experiencia
histórica y el conocimiento práctico del día a día.
La complejidad de este tema: NATURALEZA-CULTURA, más
propicio de la filosofía que del diseño,
requiere, para ser tratado con un mínimo de profudidad, un tipo de reflexión de la
que quizá el “dissenyador”
no está familiarizado, a no ser que se pregunte y
cuestione cosas tipo:
¿por qué hago lo que hago?,
¿cómo interactua lo que hago en el entorno? o . . . .
Ya dentro de la filosofía, no es nada fácil
abordar este tema, porque en él subyacen
las “cosmovisiones” implícitas que ha
elaborado y elabora la cultura occidental desde
Aristóteles hasta Matrix.
Con las siguientes notas, no pretendo dar una
explicación exhaustiva sobre dicho tema,
sino sólo mostrar una idea relativa de su
profundidad.
Los diseñadores no están excentos de
compromiso o “responsabilidad”, cuando
es de su creatividad de dónde se alimenta muy buena
parte de nuestro sistema cultural.
Si el diseño no es sólo forma sino
también función,
cabe preguntarse hoy más que nunca, cuál es la función del
diseñador,
qué papel juega en el entramado social que nos
conforma como cultura.
Supongo que son preguntas un tanto “fuertes”
para personas que todavía se están formando
como profesionales del diseño,
No se responden en 2 días, ni en una frase, sino con
la práctica y la experiencia que cada uno vaya
adquiriendo
sobre su oficio, y sobre sí mismo, la sociedad en la que vive y su
cultura.
2.01
En el siguiente esbozo, facilito algunas referencias
históricas (occidentales) sobre naturaleza-cultura.
Un tema íntimamente ligado a las formas de
interacción, adaptación y subsistencia que desarrollan,
no sólo los humanos, sino todas las formas de vida
orgánica;
relacionado pues con el fenómeno “VIDA”,
y en última instancia con la noción “CO-EXISTENCIA”.
A lo largo de la historia occidental, este tema ha sido
interpretado según las
formas de ver, sentir, pensar, comprender, necesitar,
desear, . . . , de cada época.
Pero cabe destacar que ya desde los primeros relatos
míticos, el origen y desarrollo de la
“cultura
humana”, ha
sido relacionado con las habilidades técnicas, la producción de
herramientas,
la capacidad de generar lenguajes, y formas organizativas
que posibilitan la sociabilidad o convivencia
entre los individuos.
En un sentido amplio, hoy, “cultura” refiere a todo aquello
generado en el marco de una “sociedad”:
técnicas, artes, lenguajes, …, …,
…, religión, ciencia, política, economía, …
incluye tanto infraestructuras como superestructuras.;
abarca desde lo + concreto y particular, hasta lo +
abstracto y general.
son tanto los objetos y espacios que creamos y/o compramos,
como los sueños, deseos y miedos que sentimos.
¡La cultura lo comprende todo!
. . . quizá por ser simultáneamente causa y
efecto de lo que somos.
Sobrevivimos como especie gracias al desarrollo de lo que
llamamos cultura,
pero ya en dicho proceso se revela (se expresa) el contenido de nuestra naturaleza,
La cultura es fenómeno de lo que somos en tanto
naturaleza, forma de vida, existencia.
--NATURALEZA- CULTURA- SOCIEDAD- FAMILIA o CLAN- INDIVIDUO-
constituyen un sistema de relaciones, abierto,
dinámico y en progresiva complejidad,
dentro del cual cada vez resulta más difícil
discernir e intentar delimitar de modo cartesiano,
“claro” y “distinto”, lo que implica cada término,
. . . . (sobretodo en esta época, donde el conocimiento,
como mínimo occidental, se revela en permanente
crisis.) [2]
No resulta fácil, ni cómodo, abordar hoy este
tema, sobretodo cuando no tenemos ningún punto
de vista metafísico des del que sostener una
visión ± simple y coherente,
y cuando de los actuales imperativos tecnológicos, científicos, politico-económicos,
ecológicos y éticos
(como mínimo), surgen palabras como
GLOBALIZACION y SOSTENIBILIDAD,
[hoy por hoy en boca de gran parte de intelectuales,
empresarios, políticos, medios de comunicación, etc.]
de las cuales está todavía por delimitar los
valores de su sentido.
El precario equilibrio entre naturaleza y cultura, hoy tan
denunciado por ecologistas y humanistas,
pone en cuestión tanto el sentido de la
tecnología como los valores ético-morales de la ciencia y
la política-económica actual.
No obstante, cabe recordar que muchas de dichas cuestiones
están ya planteadas en los relatos más
antiguos sobre el origen de nuestra civilización. En
este sentido, recurrir a la historia, no es otra cosa
que apelar a la experiencia pasada, a lo vivido, como una de
las fuentes imprescindibles de
comprensión y de reconocimiento de nuestros problemas
actuales.
notas sobre
NATURALEZA y CULTURA
. . .
Una de las referencias ineludibles a la hora de empezar abordar esta
cuestión,
es la que nos aportan algunos de los primeros “mitos” sobre
el origen de la cultura.
Tanto en los dos relatos de Hesíodo: Teogonía, 507-616, y Trabajos y días 42-105;
como en el diálogo platónico Protágoras, se hace hincapié en la figura de <<Prometeo>>
como portador del fuego, elemento transformativo por excelencia; relacionado
a su vez con
la habilidad técnica que desarrolla el ser humano frente al resto de
animales, para lograr
la adaptación al medio y su supervivencia. [3]
. . .
·
s. V a.c.
Platón, en boca de Protágoras, daba así
explicación al origen de la civilización humana:
“Hubo una vez un tiempo en que existían los
dioses, pero no había razas mortales.
Cuando también a éstos les llegó el
tiempo destinado de su nacimiento,
los forjaron los dioses dentro de la tierra con una mezcla
de tierra y fuego.
Y cuando iban a sacarlos a la luz, ordenaron a Prometeo y
a Epimeteo que
los aprestaran y les distribuyeran las capacidades a cada
uno de forma conveniente.
A Prometeo le pide permiso Epimeteo para hacer él
la distribución.
<<Después de hacer yo el reparto, dijo,
tú lo inspeccionas.>>
Así lo convenció y hace la
distribución.
En ésta, a los unos les concedía la fuerza
sin la rapidez y, a los más débiles,
los dotaba con la velocidad. A unos los armaba y, a los
que les daba una naturaleza inerme,
les proveía de alguna otra capacidad para su
salvación. A aquellos que envolvía en su
pequeñez, les proporcionaba una fuga alada o un
habitáculo subterráneo.
Y a los que aumentó en tamaño, con esto
mismo los ponía a salvo.
Y así, equilibrando las demás cosas,
hacía su reparto.
Planeaba esto con la precaución de que ninguna
especie fuera aniquilada.
Cuando
les hubo provisto de recursos de huida contra sus mutuas destrucciones,
preparó una protección contra las
estaciones del año que Zeus envía, revistiéndolos con
espeso cabello y densas pieles, capaces de soportar el
invierno y capaces, también,
de resistir los ardores del sol, y de modo que, cuando
fueran a dormir, estas mismas
les sirvieran de cobertura familiar y natural a todos. Y
los calzó a unos con garras y
revistió a los otros con pieles duras y sin
sangre. A continuación facilitaba medios de
alimentación diferentes a unos y a otros: a
éstos, el forraje de la tierra, a aquellos,
los frutos de los árboles y a los otros,
raíces. A algunos les concedió que su alimento
fuera el devorar a otros animales, y les ofreció
una exigua descendencia, y , en cambio,
a los que eran consumidos por éstos, una
descendencia numerosa, proporcionándoles
una salvación en la especie.
Pero, como no era del todo sabio Epimeteo, no se dio
cuenta de que había gastado
las capacidades en los animales; entonces todavía
le quedaba sin dotar la especie humana,
y no sabía qué hacer.
Mientras
estaba perplejo, se le acerca Prometeo que venía a inspeccionar el
reparto,
y que ve a los demás animales que tenían
cuidadosamente de todo, mientras el hombre estaba
desnudo y descalzo y sin coberturas ni armas.
Precisamente era ya el día destinado,
en el que debía también el hombre surgir de
la tierra hacia la luz. Así que
Prometeo, apurado por la carencia de recursos,
tratando de encontrar una protección
para el hombre, roba a Hefesto y a Atenea su
sabiduría profesional junto con el fuego
– ya que era imposible que sin el fuego
aquélla pudiera adquirirse o ser de utilidad a
alguien- y, así, luego la ofrece como regalo al
hombre.
De este modo, pues, el hombre consiguió tal
saber para su vida;
pero carecía del saber político, pues
éste dependía de Zeus.
Ahora bien, a Prometeo no le daba ya tiempo de penetrar
en la acrópolis en la que mora
Zeus; además los centinelas de Zeus eran
terribles. En cambio, en la vivienda, en común
con Atenea y de Hefesto, en la que aquéllos
practicaban sus artes, podía entrar sin ser
notado, y , así robó la técnica de
utilizar el fuego de Hesfesto y la otra de Atene
y se la
entregó al hombre. Y de aquí resulta la posibilidad de la vida
para el hombre;
aunque a Prometeo luego, a través de Epimeteo,
según se cuenta, le llegó el castig
de su robo.
Puesto que el
hombre tubo
participación en el dominio divino a causa
de su parentesco con la divivinidad, fue, en primer lugar, el
único de los animales
en creer en los dioses, e intentaba construirles
altares y esculpir sus estatuas.
Después, articuló rápidamente,
con conocimiento, la voz y los nombres, e inventó sus casas,
vestidos, calzados, coberturas, y alimentos del campo.
Una vez equipados de tal modo,
en un principio habitaban los humanos en
dispersión, y no existían ciudades.
Así que se veían destruidos por las
fieras, por ser generalmente más débiles que aquéllas;
y su técnica manual resultaba un conocimiento
suficientemente como recurso para la
nutrición, pero insuficiente para la lucha
contra las fieras. Pues aún no poseían el arte
de la política, a la que el arte bélico
pertenece. Ya intentaban reunirse y ponerse a salvo
con la fundación de ciudades. Pero, cuando se
reunían, se atacaban unos a otros,
al no poseer la ciencia política; de modo que
de nuevo se dispersaban y perecían.
Zeus, entonces, temió
que sucumbiera toda nuestra raza, y envió a Hermes
que trajera a los hombres el sentido moral y la
justicia, para que hubiera orden en las
ciudades y ligaduras acordes de amistad.. (…)” [4]
A diferencia de Hesíodo, en dicho relato, no es sólo el
fuego y el desarrollo de las habilidades
técnicas lo que da origen a la cultura humana, sino
también la téchne
politiké o técnica
política o arte de convivir en las ciudades de acuerdo con unas
leyes moralmente válidas
para todos.
[No es sólo la técnica sino también,
todo aquello que permite la sociabilidad o convivencia entre los humanos.]
La cultura, en dicho sentido, apunta hacia un equilibrio entre las
necesidades básicas de
sustento y la necesidad de alcanzar unos acuerdos o valores comunes, un
orden político,
para el desarrollo de las sociedades.
Ya en su versión mítica, la naturaleza yace
implícita como sustrato o fundamento de
la “creatividad cultural” que caracteriza a
lo humano, así como medio y entorno
para su existencia; . . . .
En dicha visión platónico-prometeica, naturaleza-cultura
están integradas, será más tarde,
sobretodo en la edad media, donde dicha concepción se escinde,
resultado de la dualidad
lógica y existencial entre fe y razón, alma y cuerpo, vida
contemplativa y vida práctica,
entre teoría y praxis (empíria) . .
. .[5]
. . .
. . .
· s.
XV -XVI
Dicha controvertida escisión entre teoría y praxis,
entre teóricos “calculadores” y prácticos
“experienciando”,
abarca desde los griegos hasta el renacimiento, siendo a partir de los
s. XV y XVI
donde se produce una creciente unificación de la ciencia y la
tecnología
(por aquel entonces: ‘filosofía de la
naturaleza’ y técnica).
Dicho de otro modo, en el
renacimiento, ambos términos,
naturaleza y cultura,
siguen estando en manos de estamentos distintos, por un lado los
“filósofos de la naturaleza”
cuyo saber era teórico, y por el otro, los artesanos, cuyo saber era práctico.
Es en el transcurso de estos 2 siglos donde se inaugura el proceso de
integración de estos
dos saberes y formas de conocimiento.
Artistas-ingenieros-sabios
como Leonardo da Vinci [6] o teóricos-ingenieros-inventores
como Galileo[7] son los paradigmas y precursores de un nuevo ideal
de saber, en las que
las nociones de “naturaleza”, “espacio” y
“causalidad” adquieren un nuevo significado.
…
En esta época, el ascenso de la actividad técnica, la
demanda de una mayor eficacia en
los terrenos políticos y económicos, la lucha y
reivindicaciones socioculturales por el
reconocimiento de los técnicos; la creencia en el desarrollo
indefinido de las posibilidades
humanas, …; todo ello sienta lentamente las bases de la nueva sociedad moderna,
en la que la técnica pasa a ser parte integrante e
progresivamente “esencial” de la cultura. a
Es pues en el renacimiento donde se inicia la instauración de un
orden “realista” y
“burgués”
debido en buena medida a la actividad racional de comerciantes, banqueros, empresarios e
ingenieros, a la demanda de cálculo y racionalidad en las
operaciones tanto políticas como
económicas, así como una potenciación de la
unión (interdisciplinariedad) de saberes (geómetras-
pintores-ingenieros).
El progresivo alejamiento del mundo de las esencias y una la inclinación
hacia
un conocimiento experimental de la realidad, dio fruto a un orden + “realista”
y material,
en el que la naturaleza y el
universo entero, empieza a concebirse como
una gigantesca máquina, como la “espresión de un código”,
algo a “descifrar” bajo la acción conjunta de la ciencia y la
tecnología.
Estaba cambiando la percepción del entorno. Estamos
en los inicios de la cultura moderna.
La naturaleza sigue siendo “divina” pero también
“cuantificable” con la ayuda de los nuevos
artefactos, inventos, instrumentos de cálculo y de
medición surgidos en aquel entonces.
Dicha voluntad de “desciframiento” y “desencantemiento” es la que caracteriza toda
la historia “moderna” de nuestra cultura.
… invenciones como el cañón, la imprenta,
o el reloj, entre otros, representan no sólo un salto cualitativo
respecto a la técnicas y artefactos desarrollados con anterioridad,
sino que introducen nuevas formas de
comprensión, acción y transformación
de la realidad social.
[Relojeros y
comerciantes sustituyeron el tiempo cíclico de los campesinos y
eclesiásticos por el
tiempo lineal, homogéneo y mensurable del reloj. Y
cabe recordar también, como característico de esta
época, el auge de la alquimia, la “ciencia del fuego”, que posteriormente en el s.
XVIII, dará lugar a la
química como disciplina científica.)
. . .
·
s. XVII
Dicha integración de teoría y práctica, dicho “nuevo ideal de saber”,
se consolida en este siglo, dando lugar a la “revolución científica del s. XVII”,
momento a partir del cual se constituye la ciencia moderna en su sentido clásico (mecanicista)
y que junto a las ya existentes cosmovisiones religiosas, constituyen en
aquella época,
el marco cognitivo y explicativo de la realidad, la naturaleza y la
sociedad.
Para la nueva ciencia conocer equivale a analizar y componer,
“no se comprende
verdaderamente más que lo que uno mismo fabrica”.
De ahí también surge el “patrón
universal” de la ciencia mecánica:
"saber algo significa saber cómo se opera con ello",
leif motiv de la nueva
<<ciencia “real”>> representada, entre otros,
por William Gilbert, Galileo y Francis Bacon. [9] y que posteriormente,
nos conduce al mecanicismo newtoniano del s. XVIII y XIX.
A partir del s. XVII en adelante, ya no es sólo el
conocimiento especulativo, teórico,
sino también el conocimiento
técnico-experimental, lo que aboga por el desciframiento de
la naturaleza, la cual va perdiendo paulatinamente su
carácter animista y mágico,
para ser caracterizada progresivamente como modelo
mecánico-físico-matemático.
La cultura científica y tecnológica empiezan
ya a mover los cimientos de las cosmovisiones
religiosas. La relación naturaleza-cultura, ya no es
contemplada como una relación armónica
asistida por los dioses, sino como una tensión de
fuerzas antagónicas, en las que la cultura
tecnológica ejerce una clara voluntad de poder y
dominio sobre la naturaleza.
En el siguiente fragmento de Francis
Bacon,
(padre de las ciencias experimentales, de la interrelación
observación-experimentación-teoría),
tras hacer una crítica a la tradición meramente
especulativa, todavía existente en su época;
hace hincapié a la posibilidad de “ser amos” de la naturaleza, no sólo
en la teoría sino
también en la práctica.
(La ambigüedad de dicho fragmento, revela la contradicción
que hoy tienen que afrontar las concepciones deterministas
de la ciencia y la tecnología, . . . lo que subyace en el fondo
es el hecho que la creatividad está estrechamente
unida no sólo a la necesidad, sino también al azar,
lo imprevisible, lo interderminable cientítica y
tecnológicamente.)
“. . . , la credulidad, la
aversión frente a la duda, la precipitación en las respuestas,
la pedantería cultural, el temor
a contradecir, la falta de objetividad, la indolencia en
las propias investigaciones, el
fetichismo verbal, el quedarse en conocimientos parciales:
todas estas actitudes y otras semejantes han impedido el feliz matrimonio
del entendimiento humano con la
naturaleza de las cosas
y, en su luga,
lo han ligado a conceptos vanos y
experimentos sin plan.
Es fácil imaginar los frutos y
la descendencia de una relación tan gloriosa.
La imprenta, una invención tosca; el cañón, una que estaba en el aire;
la brújula, en cierto modo ya conocida antes:
¡Qué cambios no han originado
estos tres inventos, uno en el
ámbito de la ciencia, otro en el de la guerra,
el tercero en el de la economía, el comercio y la
navegación!
Y nos hemos tropezado y encontrado con ellos, repito,
sólo de casualidad.
Por tanto, la superioridad del hombre reside en el saber: de ello no cabe la menor duda.
En él se conservan muchas cosas que los reyes con todos sus tesoros
no pueden comprar,
sobre las cuales no rige su autoridad,
de las cuales sus espías y delatores no recaban ninguna
noticia y hacia cuyas tierras de origen
sus navegantes y descubridores no pueden enderezar el curso.
Hoy dominamos la naturaleza en
nuestra mera opinión, mientras estamos ‘sometidos’ a su
necesidad; pero si nos dejásemos guiar por
ella en la invención,
entonces
podríamos ser sus ‘amos’
en la práctica." [10]
Francis Bacon (s. XVII)
No sabemos que intentaba decir exáctamente Bacon con “ser sus amos en la
práctica”,
ni que pensaría hoy Bacon si viese a lo que nos ha
conducido el desarrollo sin freno
de la tecnología. Lo que sí que está claro es que Bacon, en
aquella época,
apuesta por unos “hechos”, que casuales o no, estaban
cambiando lentamente nuestras
relaciones laborales y sociales. La tecno-logía se contempla como
nuevo poder social
emergente, y diferente del religioso o político. Un poder que se
consolida ya en el s. XVII
y que en los 2 próximos siglos cambiaría el rumbo de la
cultura e historia occidental, . . .
así como las formas o relaciones de poder entre . . . naturaleza
y cultura . . . .
. . .
[. . ., hoy, nos resulta quizás un tanto
“rara” esta forma de hablar, . . . simplemente, porque
ya no hablamos así, . . . pero “en el
fondo” , después de 3 siglos, seguimos
“todavía” bajo el
mismo paradigma (o paranoia) del control y dominio de la
naturaleza, . . . necesidad de seguridad,
garantía, incluso de lo desconocido!. Tras 3 siglos
de desarrollo y crecimiento paulatino de la cultura
tecnológica (o tecnocultura); hoy, entrados ya en el
s. XXI, ya no sólo seguimos estando “sometidos”
a la naturaleza, sino también a toda la extensa gama
de objetos tecnológicos que “teóricamente”
nos hacen la vida + “fácil”, +
“cómoda”, + “agradable”. Hoy dependemos
más que nunca de la cultura
tecnológica para sobrevivir, una cultura o forma de
vida que por diversos motivos, está agotando y
empobreciendo la cualidad de los recursos naturales, que
necesitamos para sobrevivir. . .
.
Vaya contradicción la nuestra ¡! En 3 siglos
hemos dado una vuelta completa, hemos rizado el rizo.
Bacon como punto de partida y . . . la revolución
digital como punto de llegada a una nueva época que,
más que otra cosa, precisa revisar las bases que la
“sostienen”,
. . . ¿quizá por esto empieza a ser tan
habitual, hoy, hablar de cultura y sostenibilidad?]
. . .
. . .
. . .
· s. XVIII
Pero la revolución epistemológica del s. XVII,
originada con el surgimiento
de las ciencias experimentales, no dará sus frutos
ni fraguará en las estructuras sociales hasta el s. XVIII.
Es también a partir de esta época, donde la
relación y comprensión de estos dos términos
‘naturaleza-cultura’ empieza de nuevo a ser
cuestionada, a raíz de los cambios, ya visibles,
en las estructuras cognitivas, políticas y sociales.
El triunfo aplastante de la cosmología newtoniana con el
principio o ley de gravitación
universal, la revolución industrial, la revolución
francesa, la ilustración, …, son quizá
las referencias más evidentes de una época efervescente, y
que dará luz a los nuevos
mitos de la cultura occidental: la ciencia, la tecnología, la
libertad, el capital, … , …,
en una palabra, “la
modernidad”.
"Tout
est revolution dans ce monde" Louis Sébastien Mercier (1772)
Los
ilustrados eran íntimos amigos de la <<revolución>> y
el concepto se convirtió
en
una palabra de moda. Todo lo que se consideraba y describía se concebía
bajo
el
punto de vista del cambio y la subversión. La revolución abarcaba
costumbres,
derecho,
religión, economía, países, Estados y continentes. [11]
Un entorno en continua transformación, y una vida en
progresivo movimiento acelerado,
dio lugar a múltiples reflexiones e interpretaciones
de lo que significaba “la cultura”,
ya no sólo como forma de adaptación y
supervivencia de la especie humana,
sino como forma de dominio, control, de la naturaleza.
Kant, Herder, . . . Hegel (con menos modestia), entre otros, inauguran
la problemática cuestión
sobre el sentido de la historia y de la cultura,
sosteniendo un concepto de la naturaleza
ambiguo e influenciado por el mecanicismo
newtoniano de la época.
De alguna manera la comprensión de la
cultura es concebida con analogía a los procesos
naturales, pero con el marcado carácter o
forma específica de nuestra “perfectivilidad”.
La naturaleza sigue siendo el espejo en el que
contemplarnos, pero yace bajo nuestra
“voluntad”, “responsabilidad moral” o
“conciencia individual y colectiva” la manera, el cómo,
alcanzar el ideal que construimos de nosotros
mismos. Es la llamada “mayoría de edad”
civilizatoria a lo que apela kant, cuando
contrapone al determinismo o necesidad de la
naturaleza, la libertad incondicional que rige
nuestro “espíritu”.
Según Kant, no es sólo la ciencia y la
tecnología lo que guía a nuestra cultura,
sino también la moral y la ética,
lo que posibilita la sociabilidad y supervivencia
de nuestra forma de existencia.
“La naturaleza ha querido que el
hombre extraiga
por completo de sí mismo
todo aquello que sobrepasa la
estructuración mecánica de su existencia animal,
y que no participe de otra felicidad o
perfección que la que él mismo, libre del instinto,
se haya procurado por medio de la razón.
Ciertamente, la
Naturaleza no hace nada
superfluo ni es pródiga en el
uso de los medios para sus fines. Por
ello, el haber dotado
al hombre de razón y de la
libertad de la voluntad que en ella se funda, constituía ya
un claro indicio de su
intención con respecto a tal dotación. (…)
La invención de sus productos
alimenticios, de su cobijo, de su seguridad y defensa
exteriores (para lo cual la Naturaleza
no le dotó de los cuernos del toro, de las garras
del león ni de la dentadura del
perro, sino de simples manos) todo deleite que pueda hacer
grata la vida, hasta su inteligencia y
astucia e incluso el carácter benigno de su voluntad,
debían ser enteramente obra
suya. (…) Se
diría que a la naturaleza no le ha importado
en absoluto que el hombre viva bien,
sino que se vaya abriendo camino para hacerse
digno, por medio de su
comportamiento, de la vida y del bienestar. (…) “ [12] (1784]
. . .
. . .
La cultura en tanto fenómeno o expresión de la capacidad adaptativa y
perfectiva del ser humano en un entorno dado, obtuvo a partir del s.
XVIII
la designación de “segunda
naturaleza”, . . . como
una suerte de extensión
o “prótesis”
inmanente en lo humano, ligada profundamente a la “vida”
en colectividad, y a
los procesos de sociabilidad.
. . .
. . .
. . .
· s. XIX
No obstante, en el s. XIX, y como efecto de las
“revoluciones” pasadas,
se produce un salto cualitativo y cuantitativo de dicha “segunda
naturaleza”;
. . . la invención de la máquina de vapor, el
telégrafo, la cámara fotográfica,
la bombilla eléctrica, entre otros muchos artefactos,
máquinas e invenciones de este siglo;
están transformando no sólo el entorno
“natural”, sino también el entorno laboral y
doméstico
más inmediato. La cultura tecno-científica-burguesa
empieza a estabilizarse.
Estamos en una época donde “el saber” está
agrupado en: ciencias clásicas (matemáticas)
y
ciencias baconianas (filosofía experimental); y en el que el posible desarrollo de la
sociedad
depende cada vez más de la interrelación de poderes
económicos, científicos,y tecnológicos.
[El incremento de las posibilidades económicas estaba
en relación con los descubrimientos tecnológicos.]
De esta manera tecnología
e industria adquieren una
relación más estrecha.
Los científicos e ingenieros empiezan a proyectar
tecnologías económicamente rentables,
la investigación experimental ya no se dedica solamente a
objetivos tales como la
construcción de regularidades ideales o el ensayo de principios
fundamentales,
sino también a la creación de suministro
tecnológico para la producción.
A raíz de dicha demanda se da un rápido crecimiento y
transformación de todas
las profesiones,
(creación de gran cantidad de revistas y sociedades científicas),
. . . son los inicios de la “especialización”.
El rol social del “ingeniero” y del “científico”
ya está institucionalizado;
es un nuevo poder público diferenciado de la política, la
moral, la reforma social y la religión.
Las necesidades de una economía en expansión, planteaba el
problema de una
determinación precisa del valor de cada energía, de modo
que pudiera equipararse
al patrón universal: el dinero.
Están teniendo lugar las modernas formas de producción,
principios económicos como
la ley de Say: ley del equilibrio inevitable de la oferta y la demanda
en el mercado,
y la fundamentación de ciencia económica (David Ricardo) están gestionando los valores
“liberalistas” de empresarios, científicos y
políticos. (…)
El valor de las cosas deja
progresivamente de delimitarse en el mercado para establecerse,
fijarse ya desde la industria. (…) Nacen las marcas, las agencias
de publicidad y las
patentes, la privatización a gran escala de recursos
básicos, tecnologías
e innovaciones.
[Estamos en el inicio del “capitalismo”,
entendido en su sentido “moderno”.
La primera fuente energética susceptible de una venta
a gran escala fue la electricidad.]
. . .
. . .
Quizá una de las palabras mágicas de este siglo fue: ‘progreso’.
La “sociedad moderna” estaba conducida por la “fe” o “ciega
creencia” en la ciencia,
la tecnología, la industria y la política económica.
Todas las esperanzas e ilusiones estaban
puestas en ello. El llamado “desarrollo” de la “civilización
occidental” dependía en
buena
medida de dicha “fe”.
En el siguiente fragmento, de 1839, se expresa la
eufórica mentalidad del imaginario
<<tecno-burgués>>, progresivamente
dominante a partir de mitad del siglo.
Revela en gran medida, el sentido, la finalidad y
valores asociados a la idea de “progreso”
y “capitalismo”.
"La
idea que hoy domina a las naciones
civilizadas es el aumento
del bienestar y
del disfrute de la vida material.
Todos sus esfuerzos se
concentran en la
industria,
porque sólo de ella puede venirnos el progreso.
Es la industria la que suscita
y fomenta
nuevas necesidades en los hombres y la que, al
propio tiempo, les proporciona el medio
de satisfacerlas. La industria es, hoy, la vida misma de los
pueblos. Así pues, todas
nuestras
esperanzas y anhelos, todo nuestro talento
tendría que ponerse al servicio de este progreso.
Esta poderosa palanca debería aglutinar a
todos los espíritus superiores que aspiran al honor
de contribuir a nuestra regeneración social.
(...) Mil inventos han surgido a la una y han
conducido a otros hallazgos,
los cuales, a su vez, servían de plataforma
a nuevos progresos; y todos estos cambios
tienden al beneficio de la sociedad en general y a convertir el bienestar material en algo
unánimamente compartido. Es la nuestra una era basada en el amor a todo lo bueno y hermoso,
levantada sobre las ruinas de los prejuicios
de clase y monopolio de la riqueza. (...)
Ved, sino, como todo cambia en torno nuestro: las ciudades, la faz del campo,
el curso de los ríos, el trabajo de las
gentes, la producción del suelo y de la industria,
la distribución de la propiedad; todo cobra una nueva faz.
(...) En nuestros días, ..., se han llevado
a cabo verdaderos prodigios y los sueños
que nuestros padres creyeron irrealizables son hoy
cosa de todos los días.
Máquinas que sólo requieren del
hombre una somera vigilancia, hilan y tejen
sin ayuda de nadie el lino, el algodón,
la lana y la seda, para
devolvernos luego,
convertido en variedad de telas, el burdo material
que les entregamos en un principio. (...)
Pero también los trapos y desechos que
arrojamos al montón de los desperdicios resurgen
convertidos en papel de inmaculada blancura dispuestos
a recibir, difundir y eternizar nuestros
pensamientos; y bastan sólo unos minutos para que se opere esta
metamorfosis.
Por doquier,
los más delicados objetos tanto de lujo como de uso diario,
se ofrecen al consumo a precios cada vez
más bajos. (...)
Por último atravesando valles y colinas,
se extienden largas serpentinas
de hierro
por las que se precipitan, veloces
como el pensamiento, aquellas formidables máquinas
que parecen
devorar el espacio con espontánea impaciencia, y que a juzgar por su
respiración
y movimiento se dirían casi humanas. (...)
... ; cuando uno piensa que tales cosas son el
resultado de una industria que sólo cuenta
con unos pocos años de existencia, de un
instrumento que conocemos de manera imperfecta,
de un arte que apenas apunta, uno
se pregunta qué prodigios seguirán al perfeccionamiento
de este arte y se siente poseído por el noble deseo de contribuir de algún modo a convertir
en realidad tal cúmulo de bendiciones." [13]
. . .
(Creo que resulta más fácil comprender de
dónde surge y cómo se sustenta la sociedad actual,
si se comparan las metáforas que construye la fe de
Marc Séguin, con los eslogans y estrategias
publicitarias para la estimulación al consumo.)
. . .
Lo que está
cambiando no es sólo la cultura sino también la relación
conceptual
y espacio-temporal con
la naturaleza. Es curioso observar como en este mismo siglo
se establecen los
principios del positivismo, la termodinámica, la psicología, el
darwinismo,
el comunismo y la
electrónica, . . . entre
otros.
En un sólo siglo,
la sociedad da un giro de 180 º ; las cosmo-visiones religiosas, animistas
y
esotéricas, son
progresivamente desplazadas y marginadas por la cosmo-visión
cientificista y
tecnológica.
La naturaleza es
desmitificada, “desencantada”, aprehendida como fórmula,
código, cifra,
mercancía, bajo
la influencia de las leyes científicas, tecno-científicas y
económicas.
La realidad es
aprehendida bajo dichas leyes como “real”, “objetiva”,
. . . y “verdad”. (…)
La moral religiosa (trascendente) ha sido transformada en
moral burguesa, científica, …,
(inmanente) .
(…) Nace la idea
de “Estado”, y el comercio “internacional”.
. . .
A finales de siglo: . .
.
Nietzsche proclama “la muerte de
dios”, (muerte de las antiguas cosmovisiones, antiguas creencias sobre
la vida,
la existencia, el
destino, la muerte, … ); Mary Shelly crea la ficción de Frankenstein; y Freud revela
un “espacio”
hasta entonces indeterminado para
la ciencia: el inconsciente.
[Esto es tan sólo una pequeña
parte de lo que originó este siglo. Siglo en el que se dan todas las
condiciones
ideológicas que sustenta todavia hoy
nuestra cultura. Cabe decir que, todavía hoy, la mayoría de las
estructuras
e instituciones sociales, políticas y
económicas actuales, siguen ancladas en modelos o esquemas de pensamiento
del
s. XIX. Y que muchas de ellas aunque son, hoy por hoy, de lo más
“ineficacez, siguen funcionando sin apenas
“visión crítica”. )
. . .
. . .
·
s. XX
"El acto de crear la realidad - y no el que mira a
ordenarla- se convierte en el primer objetivo
del conocimiento. Así, (la ciencia), no busca desvelar los mundos
ocultos, sino realizar unos
nuevos mundos; no aspira al agotamiento de las cadenas de
los fenómenos, sino a su
eclosión; trabaja para el cambio, no para su
petrificación." [14]
. . .
La dinámica impulsada por el capitalismo y las
guerras del s. XIX, desenboca en el s. XX
en una expansión de la investigación
industrial y en el desarrollo de instituciones
independientes en investigación aplicada.
Nacen así progresivamente las multinacionales, en un
creciente aumento de
interdependencia entre ciencia-tecnología y
economía.
Centros de poder dominantes en la cultura occidental del
s. XX.
La relación con la naturaleza queda mediatizada y
sistematizada
bajo los valores de la racionalidad científica,
técnológica y económica.
. . .
. . .
. . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . .
…………………. . . . .
…… . . . . …. . . . ….. . . .. . .. .
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. . . .. . .. . . . .. . . …… .
..
…. .. .
. . … . … . .. . .
.
. ..
… . . . .. . .. .
. …. . . .
à Algunas fechas y relaciones:
1905 Einstein formula matemáticamente la
Tª del relativismo.
1913 Niels Bohr construye el modelo atómico.
1914-18 1ª Guerra Mundial
1945 explosión de las 2 primeras bombas
atómicas.
…
1969 llegada a la luna
…
_____________
1980 Edison inventa la lámpara
incandescente.
1882 Primera central eléctrica. à inicio del alumbrado eléctrico
1895 Inicio del Cine
…
1920-30 boom de los electrodomésticos
1930-40 Inicio de la Industria cultural
1948 nacimiento de la TV comercial
…
1980’s Inicio del ordenador personal
…
____________
1914-18 1ª Guerra Mundial
1916-20
movimiento dadaista
1917 Marcel Duchamp exhibe en una galería
“el urinario”
1920-30 emerge el surrealismo
. . .
1939-45 2ª Guerra Mundial
1957-±1969-70 situacionismo
1960’s Pop Art
1968 mayo, revolución estudiantil
…
____________
…, …, …, …
. . .
à sobre cultura tecnológica: La aldea Global, Marshall Macluhan (60’s)
à sobre la
producción y consumo de espectáculo: la sociedad del
espectáculo, Guy Debord (60’s)
…
à sobre Cultura y simulacro: Jean Baudrillard.
(70’s)
…
à Crisis del pensamiento
crítico: 1989 artículo de Francis Fukuyama:
¿ El fin de la historia? ***
…
. . .
à imaginario (o
cosmovisiones) de la
“tecno-ciencia-ficción”:
1903 Viaje
a la luna (Melier)
1927 Metrópolis
(Fritz Lang)
. .
.
1968 (?) 2001 Odisea en el espacio (Stanley
Kubrick)
1972 Solaris
(Tarkovsky)
1982 Blade
Runner (Ridley Scott)
1986 (?) THX 1138 (George Lucas)
. . .
1998-99 Existenz
(D. Kronenberg)
Cub
Matrix
Pi
…
___________
Hay pues, muchos más puntos de vista des de lo cuales abordar la
cuestión sobre
NATURALEZA-CULTURA.
Para finalizar estas notas, tan sólo
apuntar que este tema está también íntimamente
relacionado con la cuestión
antropológica de la cultura occidental.
La antropología inaugura en estas dos últimas
décadas un nuevo campo de estudio,
ya no sólo se dedica a explorar las culturas
“exóticas” de otras formas de organización
y construcción social, sino que utiliza toda su
experiencia pasada para adentrarse dentro
del propio marco cultural occidental. Occidente se estudia a sí
mism@, reflexionando
sobre
sus propios hábitos y costumbres. Muy cerca de la sociología, incluso a veces cogidas de
la mano, la revisión y reflexión sobre lo que
está comportando nuestro “modus vivendi”
se vincula también con la ecología, cuyo estudio de las repercusiones
medioambientales
de nuestra cultura es de vital importancia para poder
afrontar el tema de la sostenibilidad.
. . .
Otro enfoque de dicho tema es el suscitado por
la biología con la
distinción:
genotipo-fenotipo.
No obstante, hoy ya no podemos hablar de “genotipo” (en tanto sustrato apriorístico),
sin pensar en lo que implica la manipulación
genética en la historia de la “evolución humana”.
[Proyectos como “genoma humano”, ponen énfasis
en la capacidad transformativa y especulativa de la cultura,
dejando de lado, ignorando o negando, la importancia del propio azar en el
“orden natural”.
Un orden lògico, si se quiere, capaz de dar lugar a
la diversidad de formas, especies,
pero que en ningún caso se repite con
“exactitud matemática”, no es homogéneo,
no hay identidad absoluta, sino sólo relativa. En un
mismo árbol ninguna hoja es igual,
por mucho que se parezcan las hojas; siempre hay
invariancia, diferencia;
. . . pues imaginemos esto dentro de la genética,
cuya complejidad es incalculable,
. . . . ]
(…)
Un curioso fenómeno o hecho de la naturaleza de la
cultura es su <<imprevisibilidad>>,
quizá sea éste también uno de los
valores esenciales de nuestra naturaleza, curiosamente,
un valor que los métodos de observación e
interpretación de la realidad científica siempre tratan
de evadir, ya que la ciencia sólo cree ganar terreno
en el conocimiento de la naturaleza cuando
puede repetir, reproducir el mismo hecho, el mismo dato sin
alteración alguna.
Una regularidad, una observación, un hecho es
convertido en fórmula, en ley, en principio normativo,
en pauta de comportamiento, en creencia de lo
“verdadero”, lo “objetivo”, lo “correcto”.
De esta forma nuestra cultura esta plagada de pautas que nos
dicen cómo son las cosas,
cómo funcionan, y qué relación
causa-efecto tienen.
[Seguimos bajo el paradigma de conocimiento
tecno-científico, y bajo las limitaciones lógicas
de esta forma de pensar y proceder; una forma de
entendimiento que copiando y haciendo mimesis,
tomando como objeto a la naturaleza, la ha
convertido en modelo, objeto físico-matemático.
. . .
La relación naturaleza-cultura es
paradógica, en este sentido, porque cualquier distinción
entre
lo que es propiamente natural y lo que es cultural cae en la
contradicción lógica del
qué viene antes y después el
día o la noche, qué es efecto-causa o causa-efecto.
Olvidamos a veces que lo más importante
no es dominar la naturaleza, tener un control sobre ella,
sino ser conscientes de que el ser humano como
parte integrante de la “naturaleza” está llegando
a formas de vida, organización, que eliminan
la posibilidad misma de la vida en el planeta.
Generamos cultura, y ésta es el
resultado, causa y efecto a la vez, de lo que somos.
¿? . . . pero hasta qué punto hoy
el “exceso” de cultura nos es
nociva?
¿? . . . hasta qué punto la
información que generamos ya no nos forma sino sólo nos in-forma?
¿?
¿?
. . .
Si situamos esta reflexión en el contexto
específico del diseño, el diseñador en tanto generador de
cultura, está relacionado con la cultura
de los objetos, las imágenes, los espacios habitables o virtuales.
Es desde esta perspectiva que el diseño
como fenómeno cultural es
también un tema de interés dentro
de la antropología. Y que a su vez, el
diseñador no puede evitar o pasar por alto la cuestión
antropológica sobre sí mismo.
. .
.
¿?
¿Qué perspectivas tiene el diseñador
en tanto sus acciones contribuyen directamente a la constitución,
recreación y transformación de la cultura?
¿? Cómo se contempla el
diseñador y qué valores tiene en tanto profesional de la cultura
visual?
¿? Cómo se sitúa en el
mundo? ¿? Cómo concibes el mundo?
¿? Qué es para ti la cultura?
¿? Con qué valores utilizas tu
creatividad?
………………………………………………………………………
Este tema también
está directamente relacionado con Línea
de Costa, ya que es en este espacio
limítrofe, donde
se realizan un número importante de actividades relacionadas con el
ocio,
el tiempo libre y el
turismo. En este sentido cabe recordar la profunda transformación de la
costa
mediterránea
española en estos últimos 30 años; la densa
urbanización que caracteriza
actualmente dicho
“espacio geográfico”, es expresión no sólo de
la apertura socio-económica
de los años 70 (pos-franquismo), sino también de las paulatinas
transformaciones y
“tendencias
culturales” de las sociedades occidentales.
Barcelona es un buen ejemplo de ello, su “costa urbana” en
estos últimos 12 años,
ha sido reconstruida, “rediseñada” , como lugar de
múltiples actividades: . .
. , Poble Nou,
Villa Olímpica, Barceloneta, Maremagnum, Worl Trade Center, Montjuic,
Zona Franca, …;
son indicadores de la actividad que se genera, en su mayoría destinada
al ocio, el consumo y los negocios (tres palabras estrechamente unidas en nuestra cultura).
Barcelona no es ningún caso escepcional ni paradigmático,
tan sólo es un reflejo más
de lo que implica ser una sociedad “desarrollada “, hoy, en
Occidente.
La denominada “Cultura
del Ocio” es una de las consecuencias de dicho
“desarrollo”,
es efecto y causa a la vez. A menudo también denominada “cultura del entretenimiento”,
es la forma de nombrar todas aquellas actividades relacionadas con el
disfrute del
“tiempo libre”, ese tiempo asignado no a la
producción de bienes materiales (trabajo -> dinero),
sino más bien, en muchas ocasiones, al consumo de los mismos;
son tanto las infraestructuras, zonas y espacios destinados al ocio,
como los objetos, y las formas de “ocupar” ese tiempo no
remunerado.
Dentro del marco de la cultura occidental cabe preguntars
qué relación guardan el trabajo, el ocio y el consumo, a
qué llamamos “realmente” ocio
y por qué, en la actualidad, los servicios destinados al ocio se
han convertido
en uno de los sectores de vital importancia para la economía
nacional e internacional.
Según revela un estudio sobre el ocio en Europa efectuado por
ESADE
(ver artículo publicado el 9.2.01 en la Vanguardia):
“Un
tercio de los europeos encuestados dedica a los gastos de ocio entre un 6 % y
un 15%
del presupuesto, con un impacto mayor entre italianos y
alemanes (38%), que entre españoles y
británicos (27%). Más de un 20% de los
europeos dedica a este capítulo entre un 16% y un 25%.
Uno de cada diez españoles declara que no dedica una
sola peseta al ocio y al turismo.”
Son cifras importantes, y que comparadas con el porcentaje dedicado a la
vivienda,
la alimentación, el vestir y la educación, completan los
ejes básicos de la cadena
de producción-consumo.
¿? Hasta qué punto la Cultura del Ocio en tanto que
“cultura del tiempo libre”
ha devenido industria del ocio, industria del tiempo libre.
¿? Hasta qué punto el ocio está limitado a los
recursos económicos
de cada persona o familia, en otras palabras, a la posibilidad de
consumo.
¿? . . .
Cultura del ocio o cultura del consumo de la cultura en sí misma.
Quizá sea ésta unas de las contradicciones más
evidentes de nuestro sistema.
Una cultura donde consumir y sobrevivir parecen ser una y la misma cosa,
donde la relación trabajo-consumo-ocio cada vez es más
difusa y compleja,
una cultura donde las personas necesitan trabajar ya no sólo para
sobrevivir
sino para “poder” consumir, consumir su tiempo libre,
consumiéndose en el trabajo.
Una cinta de moebius, . . . ,
una serpiente que se muerde la cola,
. . . el eterno retorno de lo mismo, siempre igual, aunque nunca de la
misma manera.
Cambia la forma, el concepto de dicha forma, pero no el contenido, el
sentido,
la finalidad con la que se crean . . .
… cafés, bares, terrazas, clubs nocturnos, discotecas,
after y happy-hours, …,
los multicentros comerciales y deportivos, los multicines, … , los
video-game rooms,
los chat-rooms, …, etc. etc. etc.; espacios diseñados para
el ocio, locales de moda,
ambientados según las “tendencias”, los
“programas”, los modelos importados, …,
. . . las formas de
“ocio estandarizado”.
. . .
Olvidar, romper con la rutina del trabajo, olvidar o descansar,
distanciarse de los problemas laborales, domésticos y/o
personales, . . .
olvidar el tiempo del reloj, del calendario, la semana que acaba de
pasar,
compartir “silenciosamente” la extraña complicidad
del estar ahí, en cualquier lugar;
. . . olvidar el tiempo, .
. . .
Estas <<ahí>> para “divertirte”,
“pasarlo bien”, “disfrutar”, para
“desconectar”
. . . estos parecen ser los imperativos más significativos del
tiempo libre.
Toda la extensa gama de espacios y productos destinados al ocio han sido
creados
para que el cliente/usuario tenga, como mínimo, la ilusión
de ello.
…
Es evidente la importancia del ocio, del tiempo libre, en cualquier tipo
de sociedad.
Pero . . . ¿cuánto cuesta hoy divertirse, pasarlo bien,
disfrutar en nuestra cultura?
. . . qué precio pagamos por ello?
[Resulta no sólo contradictorio sino hasta
cómico que el “tiempo libre” cueste,
a veces, más dinero que el alimentarse y el
vestirse.]
Quizá sería revelador hacer un estudio comparado de las
diferentes formas de ocio
de las “culturas humanas” hoy existentes en el planeta, para
darnos cuenta de las
alternativas que todavía quedan por descubrir o inventar individual y colectivamente.
Quizá porque actos, hábitos y costumbres dan forma, construyen,
día a día el entramado de
relaciones individuales y colectivas posibles, así como
desestabilizan o bien reafirman las pautas o inercias establecidas de una
sociedad,
se podría reinterpretar el dicho popular
enunciando:
¿¡ Dime
cómo pasas el “tiempo libre” y te diré en qué
mundo vives ?!
. . .
La supervivencia nos ata
a la necesidad del trabajar.
Pero . . . a qué
nos ata u obliga el tiempo restante?
. . .
Ante la masiva presencia de
“lo estandarizado” en cualquier dominio de la cultura occidental,
cabe preguntarse qué
alternativas no “pre-determinadas” por la industria del ocio,
le quedan al ocio.
. . . a qué
llamamos actualmente ‘ TIEMPO LIBRE ’?
¿? Qué
entendemos o a qué nos referimos cuando leemos, oímos o decimos
‘CULTURA DEL OCIO’?
[La misma pregunta puede
hacerse de las nociones: ‘ INDUSTRIA CULTURAL ‘
‘ SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO‘
‘SOCIEDAD
DEL CONSUMO”
.
. .
…………………………………………
o más
recientemente ‘
CULTURA
VISUAL’,
‘
TECNOCULTURA’, “CULTURA GLOBAL”, etc. … ]
Cada palabra tiene su
contexto específico de aparición y significación
histórica.
En el caso del
término ‘cultura del ocio’, cabe decir, que está
estrechamente vinculado
al de ‘industria cultural’ y
‘sociedad del espectáculo’, términos originados durante y
tras
la 2ª Guerra
Mundial, momento a partir del cual empieza a manifestarse de forma cada vez
más clara, el
periodo crítico de la Modernidad, también llamado posmodernidad,
. . . con el-la hemos iniciado el s. XXI.
…
Para finalizar estas notas es elegido algunos
fragmentos de 2 de las obras más representativas
del pensamiento crítico del s. XX.
Ensayos, de una notable complegidad conceptual y
discursiva, de por si difíciles de comprender,
si uno no se sitúa en el momento
histórico que los originó, y es reacio a las formas de
expresión
del pasado. Como en los anteriores textos
expuestos en el apartado naturaleza-cultura,
si uno se queda sólo en las apariencias,
termina por confundir la forma con el contenido.
[Termino aquí, mi aportación
“teórica” en esta asignatura.]
La industria cultural [en Dialéctica de la Ilustración, p. 181-212]
“(…) La industria cultural sigue
siendo la industria de la diversión.
Su poder sobre los consumidores está
mediatizado por la diversión, … (…)
La diversión es la
prolongación del trabajo bajo el capitalismo tardío.
Es buscada por quien quiere sustraerse al
proceso de trabajo mecanizado
para poder estar de nuevo a su altura, en
condiciones de afrontarlo.
Pero, al mismo tiempo, la mecanización
ha adquirido tal poder sobre el hombre
que disfruta del tiempo libre y sobre su
felicidad, determina tan íntegramente
la fabricación de los productos para
la diversión, que ese sujeto ya no puede
experimentar otra cosa que las copias o
reproducciones del mismo proceso de trabajo.
(…) Del proceso de trabajo en la
fábrica y en la oficina sólo es posible escapar
adaptándose a él en el ocio. De
este vicio adolece, incurablemente, toda diversión.
El placer se petrifica en aburrimiento, (…) El espectador no debe
necesitar de ningún
pensamiento propio: el producto prescribe toda
reacción, no en virtud de su contexto objetivo
…, sino a través de
señales. Toda conexión lógica que requiera esfuerzo
intelectual
es cuidadosamente evitada. (…) …
sólo es aceptable la ausencia de sentido. (…)
(…) … el abultado aparato de la
industria de la diversión no hace, ni siquiera en la medida
de lo existente, más humana la vida de
los hombres. La idea de <<agotar>> las
posibilidades técnicas dadas, de
utilizar plenamente las capacidades existentes
para el consumo estético de masas,
forma parte del mismo sistema
económico
que rechaza la utilización de esas
capacidades cuando se trata de eliminar al hambre.
La industria cultural defrauda continuamente
a sus consumidores respecto de aquello que
continuamente les promete. … : la promesa en la que consiste,
en último término,
el espectáculo deja entender
maliciosamente que no se llega jamás a la cosa misma,
que el huésped debe contentarse con la
lectura de la carta de menús.
Al deseo suscitado por los espléndidos
nombres e imágenes se le sirve al final
sólo el elogio de la rutina cotidiana,
de la que aquél deseaba escapar. (…)
… las obras de arte …, al
representar la privación como algo negativo, revocaban,
por así decir, la
mortificación del instinto y salvaban –mediatizado- lo que
había sido
negado. Tal es el secreto de la
sublimación estética: representar la plenitud a través
de su misma negación. La industria
cultural, al contrario, no sublima, reprime.
Al exponer siempre de nuevo el objeto de
deseo, el seno en el jersey y el torso desnudo
del héroe deportivo, no hace
más que excitar el placer preliminar no sublimado que,
por el hábito de la privación,
ha quedado desde hace tiempo deformado y reducido
a placer masoquista. (…) La ley suprema
es que los que disfrutan de ella no alcancen
jamás lo que desean, y justamente con
ello deber reír y contentarse. (…)
Lo decisivo hoy no es ya el puritanismo,
…, sino la necesidad intrínseca al sistema
de no dejar en paz al consumidor, de no darle ni un
solo instante la sensación de
que es posible oponer resistencia. El principio del
sistema impone presentarle todas
las necesidades como susceptibles de ser
satisfechas por la industria cultural, pero,
de otra parte, organizar con
antelación esas mismas necesidades de tal forma que
en ellas se experimente a sí mismo sólo
como eterno consumidor, como objeto
de la industria cultural. (…) La huida
de la vida cotidiana que la industria cultural,
en todas sus ramas, promete procurar …
. La industria cultural ofrece como paraíso
la misma vida cotidiana de la que se
quería escapar. Huida y evasión están destinadas
por principio a reconducir al punto de
partida. La diversión promueve la resignación
que se quisiera olvidar precisamente en ella.
(…) … el engaño no reside en que la industria
cultural sirve distracción,
sino en que echa a perder el placer al
quedar ligada, por su celo comercial,
a los clichés de la cultura que se
liquida a sí misma. (…)
En la época de la expansión
liberal la diversión vivía de la fe en el futuro:
todo seguiría así y, no
obstante, iría a mejor. Hoy la fe … . … se compone de los
acentos
de valor, …, investidos una vez
más en el espectáculo, el chico bien puesto, el ingeniero,
la muchacha dinámica, la falta de
escrúpulos disfrazada de carácter, los intereses deportivos
y, finalmente, los coches y los cigarrillos,
incluso cuando el esp..a publicidad de sus directos productores,
sino a cargo del sistema en su totalidad. La diversión … ocupa
el lugar de los
valores más elevados, … . La
interioridad, la forma subjetivamente limitada de la verdad,
estuvo siempre sometida, más de lo que
ella imaginaba, a los señores externos.
La industria cultural termina por reducirla a
mentira patente. (…)
Pero la afinidad originaria entre el
negocio y la diversión aparece en el significado mismo
de esta última: en la apología
de la sociedad. Divertirse significa estar de acuerdo. (…)
Divertirse significa siempre que no hay
que pensar, que hay que olvidar el dolor,
incluso allí donde se muestra. La
impotencia está en su base. Es, en verdad, huida,
pero no, como se afirma, huida de la mala
realidad, sino del último pensamiento de
resistencia que esa realidad haya podido
dejar aún. La liberación que promete la diversión
es liberación del pensamiento en
cuanto negación. (…) El
progreso de la estupidez no
puede quedar detrás del progreso de
la inteligencia. En la época de la estadística
las masas son demasiado maliciosas como
para identificarse con el millonario de la
pantalla, y al mismo tiempo demasiado
cortas de inteligencia como para permitirse
la más mínima
desviación respecto a la ley de los grandes números.
La ideología se esconde en el
cálculo de probabilidades. No a todos debe llegar la
fortuna, sino sólo a aquel que saca el
número premiado, o más bien a aquel que ha sido
designado por un poder superior, normalmente
por la misma industria de la diversión,
que es presentada como incesantemente en
busca de un afortunado. Los personajes
descubiertos por los pescadores de talento y
lanzados luego a lo grande por el estudio
cinematográfico son los <<tipos
ideales>> de la nueva clase media dependiente.
La pequeña estrella debe simbolizar a
la empleada, pero de tal forma que para ella,
a diferencia de la verdadera empleada, el
abrigo de noche parezca hecho a medida.
(…) Sólo a una le puede tocar la
suerte, sólo uno es famoso, y, pese a que todos
tienen matemáticamente la misma
probabilidad, … .
La industria cultural ha realizado
malignamente al hombre como ser genérico.
Cada uno es sólo aquello en virtud de
lo cual puede sustituir a cualquier otro:
fungible, un ejemplar. Él mismo, en
cuanto individuo, es lo absolutamente sustituible,
la pura nada, y eso justamente es lo que
empieza a experimentar tan pronto como,
con el tiempo, llega a perder la semejanza.
Con ello se modifica la estructura interna
de la religión del éxito, a la
que, no obstante, se sigue aferrado. (…)
La industria está interesada en los
hombres sólo en cuanto clientes y empleados
suyos y, en efecto, ha reducido a la
humanidad en general y a cada uno de sus
elementos en particular a esta
fórmula que todo lo agota. (…)
(…) La cultura ha contribuido siempre a
domar y controlar los instintos, tantos los
revolucionarios como los bárbaros. La
cultura industrializada hace aún algo más.
Ella enseña e inculca la
condición que es preciso observar para poder tolerar de algún
modo esta vida despiadada. El individuo debe
utilizar su disgusto general como impulso
para abandonarse al poder colectivo, del que
está harto. (…) La
existencia en el
capitalismo tardío es un rito
permanente de iniciación. Cada uno debe demostrar
que se identifica sin reservas con el
poder que le golpea. (…) Cada uno puede ser
como la sociedad omnipotente, cada uno puede
llegar a ser feliz con tal de que se entregue
sin reservas y de que renuncie a su
pretensión de felicidad. En la debilidad de cada uno
reconoce la sociedad su propia fortaleza y
le cede una parte de ella. Su falta de
resistencia lo califica como miembro de
confianza. De este modo es eliminada la tragedia.
(…) Pero el milagro de la
integración, el permanente acto de gracia de los que detentan
el poder de acoger al que no opone
resistencia y se traga su propia insubordinación, significa
el fascismo. (…) La
liquidación de lo trágico confirma la liquidación del
individuo.
En la industria cultural el individuo es
ilusorio no sólo debido a la estandarización de sus
modos de producción. (…) La pseudoindividualidad constituye la
premisa indispensable
del control y de la neutralización de
lo trágico: … . El principio de la individualidad ha sido
contradictorio desde el comienzo. Ante todo,
no se ha llegado jamás a una verdadera
individuación. La forma de
autoconservación propia de la sociedad de clases ha mantenido a
todos en el estadio de puros seres
genéricos. Todo carácter burgués expresaba, a pesar de
su desviación y justamente en ella,
una y la misma cosa: la dureza de la sociedad
competitiva. El individuo, sobre el que se
apoyaba la sociedad, llevaba la marca de tal
dureza; en su aparente libertad, no era sino
el producto de su aparato económico y social.
(…) Al mismo tiempo, la sociedad
burguesa también ha desarrollado en su curso al individuo.
Contra la voluntad de sus dirigentes, la
técnica ha convertido a los hombres de niños en
personas. (…) Pero vano sería esperar que la persona, en sí
misma contradictoria y
decadente, no fuera a durar generaciones
enteras, que el sistema debe necesariamente
saltar por causa de esta escisión
psicológica y que esta mentirosa sustitución del individuo
por el estereotipo vaya a hacerse
insoportable por sí misma. La unidad de la personalidad
ha sido desenmascarada como apariencia desde
el “Hamlet” de Shakespeare.
En las actuales fisionomías
sintéticamente preparadas se ha olvidado ya que un día
existiera el concepto de vida humana.
(…)
El espectáculo significa mostrar a
todos lo que se tiene y se puede.
Es aún hoy la vieja feria, pero
incurablemente enferma de cultura. (…)
En la industria cultural desaparece tanto
la crítica como el respeto: a la crítica le
sucede el juicio pericial mecánico,
y al respeto, el culto efímero de la celebridad. (…)
La cultura es una mercancía
paradójica. Se halla hasta tal punto sujeta a la ley del
intercambio que ya ni siquiera es
intercambiada; se disuelve tan ciegamente en el
uso mismo que ya no es posible utilizarla.
Por ello se funde con la publicidad. (…)
Hoy, la industria cultural ha heredado la
función civilizadora de la democracia de las fronteras
y de los empresarios, … . Todos son
libres para bailar y divertirse, de la misma manera que
son libres desde la neutralización
histórica de la religión, para entrar en una de las
innumerables sectas existentes. Pero la
libertad en la elección de la ideología, que refleja
siempre la coacción económica,
se revela en todos los sectores como libertad para siempre
lo mismo. La forma en que una muchacha acepta
y cursa el compromiso obligatorio,
el tono de la voz en el teléfono y en
la situación más familiar, la elección de las palabras
en la conversación, la entera vida
íntima, ordenada según los conceptos del psicoanálisis
vulgarizado, revela el intento de convertirse
en el aparato adaptado al éxito, conformado,
hasta en los movimientos instintivos, al
modelo que ofrece la industria cultural.
Las reacciones más íntimas
de los hombres están tan perfectamente reificadas a
sus propios ojos que la idea de lo que les
es específico y peculiar sobrevive sólo
en la forma más abstracta: <<personalidad>>
no significa para ellos, en la práctica,
más que dientes blancos y libertad
frente al sudor y las emociones.
Es el triumfo de la publicidad en la
industria cultural, la asimilación forzada de los
consumidores a las mercancías
culturales, desenmascaradas ya en su significado. “
La
sociedad del espectáculo
(traducción improvisada por mi , a partir de la
versión original francesa, + algunas notas)
1
Toda la vida de las sociedades en las que reinan las
condiciones modernas de
producción, se anuncia como una inmensa
acumulación de <espectáculos>.
Todo lo que era vivido directamente (en la inmediatez ->
relación directa con la
“naturaleza”),
se ha alejado en una representación.
(referencia al culto masivo de la imagen]
2
La realidad
considerada <parcialmente> se despliega en su propia unidad general
en tanto
pseudo-mundo <a parte>, objeto de la mera contemplación.
(la re-presentación, la producción de
imágenes, el espectáculo mediático como causa del
desdoblamiento, multiplicación de la
“realidad”. La sociedad del espectáculo se presenta
como mundo hipnotizado, cautivado, fascinado por la imagen,
la forma, en tanto “re-presentación”, ... .
La realidad deviene “muchas”, se relativiza, se
dispersa, se desvanece en su infinita posibilidad.
Perdemos sentido de “La” realidad, . . . y
muchos, la mayoría de nuestros referentes,
valores, criterios, pierden a su vez su sentido.
La contemplación es el hecho de mirar las cosas como
un espectáculo,
algo que es y no es lo que es. No obstante, la
“contemplación” requiere de la “acción pasiva”.
Mirar la TV es una de las maneras, meditar es otra, drogarse
otra, …, …, …, … )
3
El espectáculo se presenta a la vez como la sociedad
misma,
como parte de la sociedad y como <instrumento de
unificación>.
En tanto que parte de la sociedad, es expresamente el
sector que concentra
toda mirada y toda conciencia. …y la unificación
que acomete no es más que
un lenguaje oficial de la separación
generalizada.
(referencia al aumento, ya en los años 60, de la
individualidad homogeneizada, estandarizada,
programada, predeteminada, en manos de la “industria
cultural” y la cultura de masas.
De allí parte la crítica reacción,
situacionista, y la crisis del
pensamiento crítico pos-mayo del 68,
. . . la crisis de sentido que produce el sentirse
“sujeto” – y – “objeto” a la vez, )
4
El
espectáculo no es un conjunto de imágenes,
sino un
vínculo social entre personas, mediatizadas por las imágenes.
(la
cultura “espectacular “como simulacro, -> ref. Jean
Baudrillard.)
6
El
espectáculo, comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el
proyecto
del modo de
producción existente. No es un suplemento al mundo real,
su decoración
añadida. Es el corazón del irrealismo de la sociedad real.
Bajo todas sus
formas particulares, información o propraganda, publicidad o consumo
directo de
divertimentos, el espectáculo constituye el modelo presente de la vida
socialmente
dominante.
10
…, el
espectáculo es la afirmación de la apariencia y la
afirmación de toda vida humana,
es decir social,
como simple apariencia.
16
El
espectáculo … . No es otra cosa que la economía
desarrollándose por ella misma.
20
El
espectáculo es la reconstrucción material de la ilusión
religiosa. (…)
El
espectáculo es la realización técnica del exilio de los
poderes humanos en un más allá;
la escisión
culminada en el interior del hombre.
29
El origen del
espectáculo es la pérdida de unidad del mundo, … .
En el
espectáculo, una parte del mundo <se representa> ante el mundo,
… .
(…) El
espectáculo reúne lo separado, pero lo reune en tanto que
separado.
30
La alienación
del espectador en provecho del objeto contemplado
(que es el resultado
de su propia actividad inconsciente) se expresa así:
cuanto más
contempla, menos vive;
cuanto más
acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad,
menos comprende su
propia existencia y su propio deseo.
34
El
espectáculo es el capital a un tal grado de acumulación que
deviene imagen.
44
El
espectáculo es una guerra de opinión permanente para hacer
aceptar
la
identificación de los bienes a las mercancías.
47
El consumidor real
deviene consumidor de ilusiones.
La mercancía
es aquella ilusión efectivamente real,
y el
espectáculo su manifestación general.
66
Cada
mercancía determinada lucha por sí misma, no puede reconocer a
las otras,
pretende imponerse
en todas partes como si fuera la
única. El espectáculo es entonces
el canto
épico de este enfrentamiento, … . El espectáculo no canta a
los hombres
y sus armas, sino
a las mercancías y sus
pasiones.
71
Aquello que el
espectáculo da como perpetuo está fundado sobre el cambio,
y debe cambiar con
su base. El espectáculo es absolutamente dogmático y
al mismo tiempo no
puede pararse realmente en ningún dogma sólido.
Nada se detiene para
él … .
142
La historia que
está presente en toda su profundidad de la sociedad presente
tiende a perderse en
la superficie.
145
Con el desarrollo
del capitalismo, el tiempo irreversible es <unificado mundialmente>.
La historia
universal deviene una realidad, ya que el mundo entero es parecido bajo el
desarrollo de este
tiempo. (…) Es el tiempo de la producción económica,
cortada en
fragmentos
abstractos iguales, la que se manifiesta sobre todo el planeta como
<el mismo
día>. El tiempo irreversible unificado es el tiempo del <mercado
mundial>,
y consecuentemente del espectáculo
mundial.
153
El tiempo de consumo
de imágenes, medium de todas las mercancías,
es inseparablemente
el campo donde se ejercen plenamente los instrumentos
del
espectáculo (…)
La imagen social del
consumo del tiempo, …, está exclusivamente dominada
por los momentos de
ocio y de vacaciones, momentos representados <a distancia>
y deseables por
postulado, como toda mercancía espectacular.
154
La realidad del
tiempo ha sido remplazada por la <publicidad> … (…)
…la historia
que se erige sobre la base del tiempo histórico,
es la falsa
conciencia del tiempo.
164
El mundo posee ya el
sueño de un tiempo del cual debe ahora poseer
la conciencia para
vivirlo realmente.
167
Esta sociedad que
suprime la distancia geográfica recoge interiormente la distancia,
en tanto que
separación espectacular.
169
El urbanismo es esta
toma de posesión del entorno natural y humano por el capitalismo,
el cual desarrollándose
lógicamente en dominación absoluta, puede y debe ahora rehacer
la totalidad del
espacio como <su propio decorado>.
196
… la
apología del espectáculo se constituye en pensamiento del
no-pensamiento, …
203
Sin duda, el
concepto crítico de <espectáculo> puede también ser
vulgarizado en
cualquier
fórmula retórica sociológico-política para explicar
y denunciar abstractamente
todo, y así
servir a la defensa del sistema espectacular. Pues evidente que ninguna idea
puede conducir
más allá del espectáculo existente, sino sólo
más allá de las ideas
existentes sobre el
espectáculo.
213
El
espectáculo es la ideología por excelencia, … . El espectáculo es
materialmente
<<la
expresión de la separación y del alejamiento entre hombre y
hombre>>. (…)
… es
<<la vida de aquello que está muerto, moviéndose en
sí mismo>>.
219
El
espectáculo, que es la anulación de los límites del yo y
del mundo por la trituración
del yo que asedia la
presencia-ausencia del mundo, es igualmente la anulación de los
límites de lo
verdadero y lo falso por el retroceso de toda verdad vivida bajo la
<presencia
real> de la falsedad que asegura la organización de la apariencia.
Guy Debord (1967)
[1] Alan Watts; El futuro del
éxtasis;
ed. Kairós, 2ª edición, Barcelona 1976. (p. 68)
[2] . . . la
creación de la primera bomba atómica y su posterior explosión
(1945) no solo supuso el final de la segunda guerra mundial,
también fue un hito en la historia humana, ...un umbral, a partir
del cual se pone en sobrada evidencia la capacidad destructiva latente en
nuestra cultura.
Desde entonces los valores y fundamentos de nuestra sociedad han entrado progresivamente en
crisis. La denominada “posmodernidad”, puede entenderse como
todo el pensamiento crítico, generado a raíz del cuestionamiento
del proyecto tecno-científico-burgué
que dio lugar a la modernidad entre el s. XVII y XIX.
[3] Para una primera lectura
más detallada sobre dichos primeros relatos ver:
Carlos García Gual; Prometeo:
mito y tragedia,
ediciones Peralta, col. libros Hiperión, 36, Madrid 1979.
[4] Platón; Diálogos
I, Protágoras, ed. Gredos, col.
Biblioteca clásica Gredos, 37, 3º reimpresión, Madrid 1990.
(p. 524-27]
[5] Para más información
sobre la tradición prometeica ver artículo de Manuel Medina;
Ciencia-tecnología-cultura del siglo XX al XXI;
La
tradición prometeica de la concepción integrada de la cultura.
en http://ctcs.fsf.ub.es/prometheus2000/index.htm
[6] En este tipo de
“sujetos” la intuición visual y la mirada devienen los
instrumentos de análisis intelectual.,
“El
ojo, es la principal vía por la que nuestro intelecto puede apreciar
plena y magníficamente la obra infinita de la naturaleza” (Leonardo).
[7] Galileo no se contenta con crear
meros modelos especulativos-matemáticos, para él lo esencial
eran las “demostraciones”.
Hay una necesidad de ligar la teoría con la práctica, la observación
directa.
[8] La transformación de la sensibilidad
y + tarde de las categorías cognoscitivas, tuvo lugar por la aparición
de nuevas máquinas,
nuevas estructuras socio-económicas y una nueva mentalidad + realista.
[9] Edgar, Zilsel; "Las
raíces sociológicas de la ciencia", pág. 7.
[10] F. Bacon, In Praise of Knowledge. Miscellaneous Tracts Upon
Human Philosophy,
en The
Work of Francis Bacon, Ed. Brasil Montagu,
London, 1825, vol. I, 245 s.
[nota
2 en: pág. 60, El concepto de Ilustración, Dialéctica de la Ilustración (M. Horkheimer & T. Adorno),
Ed.
Trotta, col. Estructuras y proceso, Madrid, 1994.]
[11] Reinhart Koselleck; Futuro
pasado, cap. III:
Criterios históricos del concepto moderno de revolución,
pág. 74.
[12] Inmanuel Kant; Ideas para una
historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Filosofía
de
la Historia, ed.
Tecnos, col. clásicos del pensamiento, Madrid 1987. (pág. 7-8)
[13] Marc Séguin;
Introducción al Traité sur l’influence des chemins de
fer; en J. D.
Bernal;
Ciencia
e industria en el s. XIX, cap. 2, pág. 59.
[14] S. Moscovici, Ensayo sobre la historia humana de la
naturaleza,
cap. IX, pág. 17.