_________________________________________________________________________
Prefacio:
qué he hecho, cómo y por qué.
<<qué
>>
Es un trabajo de investigación sobre la electricidad, con
un marcado carácter experimental,
basado en el esquema conceptual del profesor Manuel Medina (departamento
de lógica,
historia y filosofía de la ciencia, UB).
Dicho estudio no trata de re-producir la visión de Medina
sobre Filosofía de la Ciencia, sino
que tomándola como punto de partida y principal referencia,
es una aplicación práctica de
su principal inquietud, la interrelación: ciencia-tecnología-sociedad-naturaleza
y de su
original esquema: [p,m,s,o,b].
<<cómo>>
Mi intención ha sido desarrollar una forma simple y comunicativa,
de mostrar la interrelación
o influencia mutua de los diferentes entornos, así como buscar,
experimentar, en las formas
de organización e interpretación de la información
a tratar. Para todo ello, y haciendo uso
de mi experiencia artística, he “diseñado”,
formal y conceptualmente, un texto-gráfico, una
imagen, de la cual derivan, de forma semejante a un hipertexto,
52 notas. En ellas, se en-
cuentran descripciones tecno-teóricas, interpretaciones de
diferentes pensadores y fragmen-
tos-resúmenes de algunos textos considerados de interés,
así como análisis conceptuales,
comentarios y reflexiones valorativas propios.
La forma discursiva de dichas notas y de todo el trabajo en general,
no es homogénea, uni-
forme; pudiendo encontrar, desde formas estrictamente científicas,
a formas literarias e in-
cluso poéticas, pasando por supuesto, por los estilos discursivos
más habituales dentro de la
filosofía: el ensayo y el discurso lógico-analítico.
Por todo ello puede considerarse este trabajo como un híbrido,
una confluencia de puntos
de vista y modos de proceder diversos, algunos de ellos incluso
antagónicos, aunque, direc-
ta o indirectamente, interdependientes. Personalmente, considero
este trabajo como una
primera fusión experimental de: arte, ciencia y filosofía;
siendo estos 3 dominios los “incita-
dores”, indiscriminada y constantemente latentes, a lo largo
de toda la elaboración de este
estudio.
<<por
qué>>
Existen 3 motivos de por qué he hecho lo que he hecho, como
lo he hecho.
El 1 por mi interés en la problemática actual de
la información, las formas de comunicación
y la dificultad añadida de su asimilación y compresión.
El 2 está vinculado directamente con la Filosofía,
los valores pedagógicos de la “formación
académica” y las limitadas formas de participación
y comunicación en otros ámbitos no es-
trictamente filosóficos.
El 3, está íntimamente relacionado con mi persona,
en tanto “estudiante”, “adulta de 33
años”, “mujer”, “artista”,
“filósofa” y “profesora”. Una identidad
ambigüa y versátil que difí-
cilmente “encaja” con la mayoría de patrones
lógicos, etiquetas o roles sociales, con los
que se tiende a uniformar y homogeneizar el carácter y el
desarrollo de la persona.
1) Ante la complejidad cuantitativa y cualitativa
de información que hoy disponemos sobre
un tema particular, el texto sólo, ha devenido, en muchos
casos, insuficiente. Gracias a
“lo visual” (esquemas, gráficos, diseños
de estructuras, etc.), es posible, a partir del “ver”,
hacer nuevas síntesis, tanto visuales como discursivas, que
faciliten el “comprender”.
No obstante, ni el texto ni la imagen son garantía, por sí
solos, de una comprensión del tema
o de la problemática en cuestión.
Un ejemplo claro de la problemática que hoy genera la información
es internet.
Tanto el diseño de las webs como los textos en ellas incluidos,
muestran mucha información,
si, pero es difícil encontrar webs donde imagen y concepto
estén integrados (2 en 1), tra-
bajen, actúen conjuntamente, es decir donde el texto “justifique”
la imagen y la imagen al
texto. Quizá al diseño le falta muchas veces “lo
conceptual”, y a lo conceptual le falta la
plasticidad formal y esquemática del diseño.
Creo que la distinción entre: información pura y dura
(o conocimiento disperso, atomizado),
e información integrada, marcará en los próximos
años, una notable diferencia cualitativa en
las formas de comunicación y las posibilidades de asimilación
y comprensión de la información.
¿Cómo exponer la información de una forma simple,
integrada y comunicativa?
¿Cómo hacer frente a la complejidad conceptual y estructural?
Dicha cuestión está abierta, y toca directamente a
todas las personas que trabajan sobre
el fenómeno de la información y los problemas de la
comprensión. La información crece y se
reproduce día a día, y con ella la complejidad lógica
de las estructuras capaces de sostener
e integrar sus contenidos. Las estructuras piramidales, lineales
o en forma de árbol, resultan
en muchos casos insuficientes, como ocurre con la física
newtoniana, predeterminan excesi-
vamente la posibilidad del espacio y la plasticidad del tiempo.
En el caso de las estructuras
“rizomáticas”, incorporan lógicas no estandarizadas
y considero, sinceramente, que son un
fecundo territorio de experimentación e innovación
para este tipo de problemas.
2) Respecto a la Filosofía, hay un problema
que me preocupa y que, casualmente o no,
también incumbe al arte:
¿Quién lee textos filosóficos,
a parte de los filósofos y estudiantes de filosofía?
¿Quién asiste y ve las exposiciones de arte contemporáneo
a parte de los implicados en
dicho mundo: artistas, curadores, críticos de arte, coleccionistas?
Seguramente si hiciésemos una estadística, el porcentaje
sería más bien ridículo.
Pereza de enfrentarse a un texto complejo, o excesiva complejidad
retórica del que escribe,
la cuestión es que hay poca gente que lee filosofía;
y pocos filósofos, a lo largo de la historia
del pensamiento, que hablen “claro” y “sencillo”,
que su discurso sea comunicable, transmiti-
ble y no sólo dentro de los circuitos o círculos de
“especialistas”.
Vivimos como encerrados en burbujas, burbujas que encierran contenidos,
conocimientos y
saberes, . . . pero ¿de qué nos sirve profundizar
en los contenidos especiales de cada burbuja
si no somos incapaces, al mismo tiempo, de crear puentes que comuniquen
y relacionen los
diferentes conocimientos?
Las futuras posibles “cosmovisiones”, e interpretaciones
sobre la cultura, la sociedad y el ser
humano, dependen de la apertura e interrelación de dichas
burbujas, círculos o mundos, hoy
por hoy en su mayoría separados, aislados o ensimismados,
por el enorme interés especulativo
que sufren tanto las ideas y como el conocimiento. . . .
Ni el mundo que nos plantea la ciencia, ni el mundo que nos ofrece
la política, ni el mundo
que nos sugiere el arte, por nombrar algunos de los “mundos
posibles”, son “razón suficiente”,
para petrificar nuestras creencias y encerrar nuestro punto de vista
en ellas.
Todos los mundos y submundos posibles son complementarios. De alguna
forma, todos inter-
actuamos con todos. De cada uno de nosotros depende que el conocimiento
se degrade a
mera información, y que el saber se confunda con la mera
retórica exhibicionista.
Creo que la capacidad crítica, y especialmente la crítica
constructiva, está en juego.
Creo que para saber ejercer dicha capacidad primero deberíamos
aprender a ser autocríticos
con nosotros mismos. En este último punto, resbalamos la
gran mayoría de occidentales,
nuestro gran ego particular y cultural, nos delata siempre. Creo
que tenemos, todavía, mucho
que aprender tanto filósofos, artistas, políticos,
pedagogos, empresarios, economistas, etc.,
etc., etc.
Creo que uno de los principales problemas de la Filosofía,
como estudio universitario, es su
excesivo estancamiento respecto de la práctica y la vida
cotidiana. De alguna forma, y exa-
gerando un poco, “sólo nos comprendemos entre nosotros”.
En mi opinión, valdría la pena
revisar las bases y criterios pedagógicos para que los estudiantes
no sólo aprendamos a
“entender, justificar e interpretar”, textos y conceptos
que corrientemente nadie utiliza,
y que apenas escasa gente comprende; sino también para que
aprendiéramos a comunicar
el valor de la filosofía y de sus contenidos.
En nuestra actual sociedad, parece ser que no está de moda
pensar, y menos aún, reflexio-
nar más allá de lo pre-establecido. La gente por lo
general acata órdenes, ejecuta acciones
que a veces, a menudo, en el fondo, ni tan sólo cree.
Quizá haya gente que contemplándose a sí mismo
como una máquina, “le vaya bien”, hacer
sin reflexionar y sin juzgar todo lo que se le pide. No es mi caso.
Yo no me siento como una
simple máquina que piensa, aunque los programas educativos
y las normas académicas te
induzcan indirectamente a ello; sino como ser humano, que con el
tiempo y gracias al vivir
y compartir montones de experiencias, ha aprendido a pensar por
sí mismo. Pensamiento y
vida, vida y ser van unidos de la mano, como mínimo en el
ser humano.
3) Sobre la particular subjetividad de cada individuo,
la ambigüedad que me define como
persona actúa en todo lo que siento, pienso y hago. Parecerá
ingenuo y absurdo quizá,
reivindicar este punto, pero es que simplemente: “soy <<así>>-“;
la ambigüedad que me
define, ya no me crea contradicciones internas, tan sólo
rompe los esquemas convenciona-
les de identidad.
No me considero un caso aislado, ni insólito, ni extraordinario
ni nada por el estilo. Creo que
es un fenómeno social, originado por el desarrollo de la
propia cultura y forma de vida actual.
Por un lado se acentúa la “uniformidad” y por
el otro la “hetereogeneidad”.
¿Quién es
capaz de juzgar este hecho?
Como estudiante de 33 años, creo que la mayoría de
las personas que entramos en la facul-
tad pasados los 25 años, venimos con experiencias e inquietudes
ya manifestadas, con pre-
guntas ya formuladas, y por supuesto con ganas de aprender, pero
sobretodo, como mínimo
en mi caso, de comprender. La implicación no es que sea menor
o mayor según la edad, es
simplemente distinta, porque tu referencia inmediata no es ya el
estudiante de COU que
fuiste, sino lo que has aprendido de ti mismo y a través
del entorno como persona.
Como mujer, me parece evidente que antes que ser mujeres o hombres,
somos seres hu-
manos y personas, no respetar este simple hecho crea las rivalidades
típicas entre ambos
géneros. Creo
que la ignorancia y la insensibilidad es la fuente principal de
todos estos con-
flictos, a mi modo de entender, absurdos y decadentes, aunque importantes
todavía en
algunas generaciones de adultos.
Sobre el hecho de ser “artista”, para según que
gente, esto es equivalente de bohemio,
inconstante, inconsciente, gratuito, egocentrista, no funcional
o no útil, etc.. La mayoría
de las personas que se rigen por los tópicos, seguramente,
sólo conocen el arte como ho-
bby, no como vocación y profesión. De nuevo la ignorancia
es la que crea prejuicios reduc-
cionistas. Una de los distintivos más corrientes del artista
es la autodisciplina, el ser jefe y
trabajador a la vez, otra cualidad es el implicarte “íntegralmente”,
el entregarte totalmente
en lo que haces, sin esperar nada. No creas una imagen pensando
de antemano, por ejem-
plo, en la repercusión económica que tendrá,
simplemente tienes una intuición, una sensa-
ción, una idea y estas <<ahí>> intentando,
buscando la forma de plasmarla. Es un proceso
imprevisible, racional e instintivo a la vez. La creatividad se
altera, cuando entran en juego
otros fines: especulativos, comerciales, etc. y se bloquea cuando
hay excesivos prejuicios,
miedos o presiones del entorno.
No sé, … con todo esto intento decir que cualquier
persona es creativa, y por decirlo de una
manera sencilla: sólo hay que despertar el “artista”
que cada uno lleva dentro. [Que luego
decidas, además, dedicarte profesionalmente a algún
tipo de arte, ya es cosa de cada uno.]
En determinados circuitos intelectuales, a veces el ser artista,
no pasa de una mera curio-
sidad graciosa pero irrelevante para el mundo académico.
A lo largo de estos 7 años en la
facultad de Filosofía me he encontrado con consideraciones
de todo tipo: desde profesores
que entienden y valoran la aportación del arte en el campo
del conocimiento, a profesores
que no lo niegan pero tampoco lo afirman, hasta profesores que repelen
cualquier procedi-
miento que no sea sistematizado de forma “cuasi” matemática.
La facultad de filosofía de la UB, es muy “rica”
en este sentido, el alumno que se sienta en
las aulas se encuentra tanto con profesores del opus, como con anarquistas.
Cristianos,
católicos, capitalistas, positivistas, idealistas, comunistas,
nihilistas, existencialistas, este-
ticistas, relativistas, . . . etc.; todos cohabitan y tratan de
convivir en la torre C.
La educación filosófica que finalmente recibimos contiene
todos estos matices y derivados,
ya que los “discursos académicos” transpiran,
consciente o inconscientemente, las opciones
ideológicas de cada profesor, [algo de por sí inevitable].
Respecto a la cuestión del arte como forma de conocimiento,
simplemente diría que teorizar
sobre ello no añade nada nuevo y que en definitiva, hay que
practicarlo, vivirlo, para com-
prender su sentido.
Sobre el ser “filósofa”, aún sin tener
“papeles”*, considero
que mi inclinación a pensar y re-
flexionar las cosas se ha ido haciendo progresivamente evidente
en estos últimos 14 años.
Los 7 años de facultad, han intensificado y agudizado, dicha
tendencia y me han dado las
pautas y disciplinas básicas “académicas”
para desarrollar la facultad analítica y la facultad
sintética, así como indirectamente la capacidad crítica.
Mi forma de pensar deriva por un lado de la experiencia particular,
de lo vivido y por el otro
de todos los encuentros e intercambios de experiencias con más
gente, incluido el <<caos
ideológico>> que uno encuentra en la facultad. “Yo
no hago filosofía, . . . la practico”.
Como en las relaciones amorosas estables, puedes casarte o vivir
sin papeles el resto de tu
vida; el amor y respeto mútuo, si es auténtico, es
el mismo, con o sin papeles. Lo mismo me
ocurre con la filosofía, puedo o no terminar la licenciatura
con este trabajo, pero tanto si me
licencio como si no, seguiré siendo una pensadora, una filósofa.
Ser licenciada no depende
de mí, ser filósofa sí.
Como profesora tanto de arte como de filosofía contemporánea,
mi experiencia es corta,
apenas llevo 3 años, trabajando con personas de 19 a 25 años.
No obstante ha sido una
experiencia lo suficientemente intensa como para reconocer los problemas
pedagógicos que
surgen según la forma de impartir las clases. Como profesora
tengo la suerte, de ser a la vez
estudiante, por lo que vivo y comprendo los problemas de cada lado,
paralelamente. Es decir
entiendo al sr. Medina cuando me dice, hace un año, que mi
trabajo no sigue las pautas indi-
cadas y me exige que cumpla con su programa; y me entiendo a mí
misma cuando siguiendo
las pautas no las interpreto según la forma deseada o esperada.
Son temas complicados.
De todas formas, y como punto final de este prefacio, agradezco
enormemente al sr. Medina
que me suspendiera el trabajo entregado el año pasado y que
sin pedírmelo ni obligarme a ello,
me hiciese trabajar tanto. Mi implicación con esta asignatura
ha sido “total”. He aprendido y
visto muchas cosas haciendo la genealogía, tantas, que seguramente
tardaré más de un año
en asimilarlas. . . . el esfuerzo ha merecido la pena.
Gracias a Núria, a Albert, a Pedro y Mia, a Pau, a María,
a Claude, a Alfred y Andreas Vogel
y a mi familia por estar <<ahí>> en los momentos
más críticos y difíciles, y por sus consejos.
nbf
BCN 10.9.00
*
De dicha asignatura dependía la "lincenciatura"
pues era la única pendiente de aprobar.
|
retorno
índice
Introducción
Prácticamente
todas nuestras posibilidades de acción, están íntimamente
relacionadas y
mediadas por la
electricidad. Tanto es así, que hoy es prácticamente
imposible concebir
la cultura y forma de vida occidental sin dicha fuente energética.
Comparable a la utilización del fuego en la edad primitiva,
el descubrimiento, y posterior
desarrollo tecnocientífico de la electricidad; ha originado
transformaciones radicales en lo
más profundo de la estructura social y humana: la relación
ESPACIO - TIEMPO .
Una relación que afecta tanto a las formas de percepción
y los modos de observar, pensar
y conocer, como a las maneras de actuar, hacer y trabajar, las costumbres
y los hábitos.
Dichas transformaciones espacio-temporales van desde el entorno
biótico hasta el entorno
más inmediato, personal y cotidiano: nuestra psicología,
pasando por lo organizativo, sim-
bólico y material. Es por ello que, a través, en muy
buena medida, de la electricidad, la
cultura y civilización occidental ha devenido, hoy, - lo
que es -. Un sistema cultural, que,
literalmente, "pende de un hilo", está suspendido
por un cable,
. . . gravita sobre la corriente eléctrica.
La importancia de la electricidad radica en ser por un lado: fuente
generadora de luz, y
por otro lado: fuerza motríz o flujo energético "vital"
de la mayoría de las máquinas, arte-
factos o herramientas que hoy definen nuestra cultura. En tan sólo
apenas siglo y medio,
desde lo más íntimo hasta lo más superficial,
la electricidad ha revolucionado nuestro
estilo o forma de VIDA. La influencia de Occidente sobre el resto
de las culturas y civiliza-
ciones humanas existentes en el planeta Tierra, es lo suficientemente
palpable como para
poder decir, sin exagerar, que la electricidad ha revolucionado
el curso de la "cultura hu-
mana" en su sentido más general, introduciéndolo
en la "edad eléctrica".
Difícilmente podría haberse imaginado, Tales de Mileto
hace 2600 años, que sus observa-
ciones sobre el comportamiento que adquiría el ambar al ser
frotado, derivarían a lo largo
de estos últimos 3 siglos, en toda una seríe de experimentos,
observaciones, descubrimien-
tos y teorías, dando lugar a la electrodinámica como
ciencia y la electrónica como ámbito
de innovación tecnocientífica. No cabe la menor duda,
que el desarrollo de la electricidad,
es incomprensible, sin el ímpulso generado por la revolución
científica iniciada en los siglos
XVI y XVII (Leonardo da Vinci, Galileo, Bacon, Descartes, Newton);
las transformaciones
políticas, económicas y sociales, producidas a raíz
de la revolución industrial y la revolución
francesa en el siglo XVIII; así como sin la idea de "progreso"
que circunscribe todo el siglo
XIX y de la cual derivan todas las múltiples y diferentes
interpretaciones políticas, econó-
micas, antropológicas, filosóficas, metafísicas,
hasta hoy existentes de nuestra particular
cultura.
El trabajo aquí realizado, es un estudio basado en la interacción:
ciencia-tecnología
(también denominada: tecnociencia), dentro de un marco interpretativo
amplio formado
por los dominios sociales, políticos, institucionales, filosóficos,
cosmológicos y valorativos,
es decir, una tecnografía de la electricidad,
.
El planteamiento básico de dicho marco, es el ofrecido por
el denominado programa
Prometeus 2000. Un programa de investigación [departamento
de Lógica, Historia y Filo-
sofía de la Ciencia, UB], que tiene como fin "...
comprender y tratar las innovaciones
tecnocientíficas y la misma tecnociencia como realizaciones
culturales, en el sentido
de cruzamientos de múltiples dimensiones discursivas, sociales,
técnicas y naturales."
.
Esta perspectiva corresponde con la visión y tradición
prometeica de la cultura, basada
en una concepción integrada de: ciencia, sociedad, cultura,
tecnología y naturaleza; y
en la
cual se engloban "todas las capacidades, realizaciones
y entornos, tanto simbólicos
y valorativos, como materiales, sociales y bióticos, en un
mismo espacio multidimensional
que define íntegramente una cultura particular."
Este
estudio ha sido desarrollado a partir del esquema lógico-conceptual:
[p, m, s, o, b] ,
facilitado por el profesor Medina, responsable del programa Prometheus
2000, y en el que
se representan:
[p] al colectivo de los portadores de la cultura
particular a investigar junto con las prác-
ticas específicas de su identidad cultural (agentes generadores
de la cultura específica)
[m] el entorno material (conjunto de artefactos,
técnicas y construcciones materiales)
[s] el entorno simbólico (conceptualizaciones,
representaciones, interpretaciones, legiti-
maciones y valores)
[o] el entorno organizativo (instituciones y formas
de organización sociales, económicas,
políticas y jurídicas; reglas, roles, normas, fines,
etc.)
[b] el bioentorno (comunidades de seres vivos y
medio biótico implicados]
Dicho esquema facilita la comprensión de lo que implica un
sistema cultural específico, así
como permite estruturar e interpretar la extensa información
a considerar, desde un punto
de vista ámplio y relativamente simple. La genealogía
presentada en este trabajo, es 1
ejemplo, 1 forma posible, de su aplicación práctica.
Para realizarla, me he apoyado, además,
en la noción de "hipertexto" y en las posibilidades
expresivas y comunicativas tanto del arte
como del diseño gráfico. Es por ello, que este trabajo
tiene un fuerte carácter experimental,
pudiendo ser considerado como una primera fusión de: ARTE-CIENCIA-FILOSOFIA. |
retorno
índice
Genealogia
de la Electricidad
Esquema conceptual <pmsop> facilitado por el profesor Medina,
interpretado
gráficamente con código de color para la lectura del
mapa-texto [pdf],
imagen de la que derivan 52 notas [word.doc]
(observaciones y reflexiones):
|
Conclusiones
Me
resulta extraño, llegado este apartado, hablar de "conclusiones".
En las notas se
hallan muchos comentatarios valorativos. La propia reflexión
conduce muy a menudo
a la valoración, y cuando no, a la interrogación,
de por sí tanto o más necesaria.
He intentado hacer una crítica constructiva de la cultura
occidental, poniendo parti-
cularmente atención al concepto y desarrollo del capitalismo
emergente a partir del
2 tercio del s. XIX.
De alguna manera he confrontado las ideas, ideales e ilusiones de
aquella época, con
la experiencia directa y las formas actuales de capitalismo.
La revolución industrial, la revolución francesa y
la tecnología emergente del s. XIX,
están plagadas de esperanzas, no sólo materiales,
realmente creo que se vivió una
euforia desconocida hasta entonces en la humanidad. El desarrollo
de la electricidad
vino casi a coronar el "triumfo" del hombre sobre la naturaleza
física, el espacio, lo
material; quedando por otro lado atrapado bajo la luz eléctrica,
por el tiempo de la
producción, . . . el tiempo del calendario, los horarios,
los segundos.
Entre el siglo XVIII y XIX, y de la mano de la tecnología,
nacen nuevos mitos, nuevos
ideales: ... el mito de la ciencia, ... el mito de la libertad,
... el mito del progreso, ...
el mito del dinero.
Estos tres últimos siglos han sido muy intensos, como una
perpetua revolución, una
larga transición, todavía no finalizada, en la que
todo está en juego.
La última mitad del siglo XIX es "escandalosamente"
creativa, por no hablar de todo
el siglo XX, en el que no me he atrevido casi ni a poner el pie.
Un auténtico caos,
supuestamente organizado por leyes científicas, económicas,
políticas, industriales, ...
Una de las cosas favorables del capitalismo es que necesita ser
dinámico para sobre-
vivir, y por tanto está en permanente transformación.
En el fondo, es totalmente imprevisible lo que pueda pasar en el
s. XXI, ya que las
"revoluciones" ya no son sólo externas, materiales,
sino también internas, psicológicas.
Todas las opciones están presentes.
Creo que las cuestiones éticas y ecológicas, hoy por
hoy, deberían formar parte inte-
grante de cualquier ámbito perteneciente a la investigación,
la innovación e industria-
lización. El terreno educativo, es también un punto
importante, ligado directamente
con el tema de la responsabilidad, la eticidad y la comprensión
del bioentorno en el
que se cohabita. . . .
No sé, . . .
supongo que el s. XXI, dependerá no sólo de las macro-decisiones
económicas y polí-
ticas nacionales e internacionales, sino también, de las
microdecisiones diarias de cada
una de las personas que conforman el sistema social, en definitiva,
de lo que cada uno
de nosotros decida hacer con su propia vida, la vida de los demás
y la vida del planeta
Tierra.
|
retorno
índice
Referencias
bibliográficas
Medina,
M.; "Ciencia-Tecnología-Cultura del siglo XX al
XXI",
en Medina, M. y Kwiatkowsnka, T. (eds.), Ciencia, Tecnología/Naturaleza,
Cultura en el siglo XXI.
Barcelona: Antropos (enprensa), [también disponible
en la página web: http://ctcs.fsf.ub.es/prometheus200]
Medina,
M.; "Ciencia,tecnología y cultura: bases para un
desarrollo compatible",
en Martínez Contreras, J.; Gutiérrez Lombardo, R.
y Durbin, P. (eds.), Tecnología, desarrollo
económico y sustentabilidad. México: Ludus
vitalis 1997.
[también disponible en la página web:
http://ctcs.fsf.ub.es/prometheus200]
Cardwell,
D.; Historia de la tecnología,
Alianza Editorial,col. Alianza universidad n 847, Madrid, 1996.
Eckert,
M. y Schubert, H.; Cristales, electrones, transistores,
Alianza Editorial, col. Ciencias n 1539, Madrid, 1991.
Moscovici,
S.; Essai sur l'histoire humaine de la nature,
ed. Flammarion, Paris,1968. [caps.
7,8 y 9; Quaderns de Filosofía de la Ciencia II, n 8; porf.
M. Medina]
Bernal,
J.D. (1972); Ciencia e industria en el s. XIX,
Barcelona: Martinez Roca. [cap. 2, en Quaderns de
Filosofía de la Ciencia II, n 7]
Prigogine,
I. y Stengers, I.; La nueva alianza. Metamorfosis de la
ciencia,
ed. Alianza, Madrid, 1990. [cap. 4, en Quaderns de
Filosofía de la Ciencia II, n 7]
Elena,
A. y Ordóñez, J.; "De la revolución
científica a la revolución industrial: la dimensión
tecnológica del newtonianismo", en A. Elena, J.
Ordoñez y M. Colubi (eds), Después de Newton:
Ciencia y sociedad durante la 1 revolución Industrial;
Barcelona: Antropos, 1998.
Cremaschi,
S.; "La herencia newtoniana en la economía política
del siglo XVIII", en A. Elena, J.
Ordoñez y M. Colubi (eds), Después de Newton:
Ciencia y sociedad durante la 1 revolución
Industrial; Barcelona: Antropos, 1998.
Foucault,
M.; Las palabras y las cosas, una arqueología de
las ciencias humanas,
ed. siglo XXI, 19 edición, México, 1989.
Horkheimer,
M. y Adorno, T.; "Concepto de Ilustración",
en Dialéctica de la Ilustración,
ed. Trotta, col. Estructuras y procesos, serie Filosofía,
Madrid, 1994.
Stuart
Mill, J.; Ensayos sobre algunas cuestiones disputadas en
economía política,
traducción Carlos Rodríguez Braun, Alianza editorial,
col. humanidades, Madrid, 1997.
Comte,
A.; Discurso sobre el espíritu positivo,
traducción y prólogo: Julián Marías,
Alianza editorial, sec. clásicos, 3 reimpresión en
El Libro de Bolsillo, Madrid, 1988.
Marx,
k. y Engels, F.; El Manifiesto Comunista, traducción
del alemán: Wenceslao Roces,
Amelia Romero Editora, Los libros de la frontera, col. papeles de
ensayo/7, Barcelona, 1996.
Sears,
Zemansky, Young.; FÍSICA,
ed. Aguilar, col. Ciencia y Tecnología, 2 edición,
Madrid, 1981.
Holton,
G.; Introducción a los conceptos y teorías
de las ciencias físicas,
ed. reverté, 2 edición corregida y revisada por Stephen
G. Brush, Barcelona, 1989.
DasMillennium
(Bilanz eines Jahrtausends], GEOEPOCHE,
das Magazin für Geschichte; nr. 1/1999.
Historia
del desarrollo de la Electricidad;
Centro de Conocimientos; Universidad Vicente López, Caracas,
1999.
http://members.xoom.com/vicentelopez/Electric.html
|
retorno
índice
|