Sacerdote Víctor Márquez Pailos

En 1991 ingresé en la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos,
donde he permanecido hasta mediados de octubre del año pasado, 2015.
Allí amé, sufrí y aprendí. Allí conocí a muchas personas, casi todas
las que, después de tantos años, siguen siendo mis mejores amigos.
Allí leí unos cuantos libros y escribí algunos textos de carácter personal.
Desde siempre me han acompañado la filosofía y la poesía.
Tengo por guía espiritual la razón poética de María Zambrano y muchas
horas de bromas y veras con los que considero, al fín, de los míos.

Con el paso del tiempo y la reflexión he comprendido que uno no se
hace monje para ser monje sino para ser hombre, para ser humano.
Por eso, porque lo humano me ha venido importando más cada día,
he tomado recientemente la decisión de proseguir mi vida religiosa
fuera del monasterio, un poco más cerca de los hombres y mujeres,
especialmente de los que sufren.

http://www.escueladepensamientodesilos.com

http://aulabenitojeronimofeijoo.blogspot.com.es/

Sobre el Cristianismo Católico

Mi lema cristiano y católico podría ser, entre tantos, aquella sentencia de
San Agustín:

"Si hablas, habla con amor;
si callas, calla con amor;
si corriges, corrige con amor;
si perdonas, perdona con amor"

Si un extraño quiere conocer, por mera curiosidad intelectual o espiritual,
esta tradición, entonces habrá que buscar un texto en el que aparezcan
formulados los dogmas católicos; si, en cambio, uno quiere conocer esta
tradición por dentro, y no "hacerse una idea", entonces se puede quedar
en fórmulas de vida como las que abundan, por ejemplo, en los textos de
San Agustín: "Haz lo que dices creer y eso será tu fe".
Todo depende de lo que entendamos por "conocer", una de las palabras
más ambiguas de nuestro lenguaje.

Decías que el zen es práctica, no teología. El cristianismo también es práctico,
mucho más de lo que la gente piensa. Otra cosa es que el cristianismo haya
arraigado en la vieja Europa, a la sombra de la filosofía griega...

No hay tradición fuera de las personas que la viven y sienten,
que se la apropian subjetivamente.
El objeto sin sujeto es una abstracción.